Capítulo único. 🦊

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✨"La chica que apareció de la nada se esfumó tan rápido como lo hace el viento. "

Mientras corrían lado a lado, tuvieron que separarse de pronto. Ambos, jóvenes arrogantes deseando poner punto final a un enigma, teniendo en mente el culpable definitivo.

Los árboles de cerezo dejaban caer sus hermosas flores sobre el suelo. Un ligero viendo sacudía Osaka, pero la cálida y brillante primavera nocturna no cedía. Rodeados de luces y gente con kimonos y ropa tradicional, era una noche turística para el castillo.

Sin embargo, todo el alboroto no se concentraba en la plaza al frente del mencionado castillo, dónde los chicos corrían.

Un momento separados varios metros y sus ojos se fijaron en un mismo punto. En dicha explanada vacía, quedando justo alineada con el castillo, había una dama.

Dejaron escapar un jadeo.

La sombrilla de tela rosa y decorados combinaba con la colorida estación. Los pétalos de cerezo danzaban junto a ella, quién mantenía su mirada al frente. El kimono con dulces tonalidades pastel vestía su blanca piel. Un elegante arreglo en su cabello y labial en su boca.

Extraño, pues a pesar de estar paralelos los dos imaginaron que dirigió sus ojos a cada uno respectivamente.

Un gran reloj recién colocado resonó en la lejanía, marcando media noche en punto y un fuerte viendo soplo. Aquel estremecedor sonido los sacó de sus fantasías y reaccionaron confusos apartando su mirada de la fémina. Pero para cuando volvieron a mirar, se encontraron los ojos interrogantes del contrario.

Desapareció, como un fantasma.

Después de un tiempo, en plena madrugada y observado como la policía arrestaba a un asesino, ninguno olvidó el suceso.

Kazuha ni Ran estaban ahí.

—Oye,Kudo. ¿Quién...?

—No sé, Hattori. —interrumpió severo, pero pronto su tono se volvió burlón. —¿Estás interesado?

—¡No!¡No, idiota! —respondió ruborizado. —¿Tú sí, Kudo?

El detective encogido sonrío.

—Era linda. —susurró.

Hattori levantó una ceja.

—¿Cómo sabes que es linda,si ni siquiera viste su cara, idiota?¡Tenía una sombrilla! —señaló fastidiado.

—¿Y?¿Te molesta?

El detective de Osaka le clavó los ojos encima con furia.

—¡Ah, como sea! ¿Hacemos un trato, amigo? —sugirió Heiji.

—¿Por qué no?

—Quién descubra primero su identidad, puede intentar algo con ella. —aclaró el moreno.

—¡Oh! —expresó Shinichi interesado. —Me parece bien.

Pero Hattori se arrepintió del trato enseguida, sin embargo no deseaba perder la oportunidad de competir con Kudo.

Por azares del destino, los amigos se encaminaron a las calles de Osaka. Ahí, fuera, esperaban Ran y Kazuha vestidas exactamente iguales. Kimonos y sombrillas con tonalidades rosas.

¿Que pasaría si Shinichi se fijara en Kazuha y Heiji en Ran?

Eso fue lo que pasó.

Una ilusión rápida y llena de coincidencias que confundieron los corazones de ambos.

¿Por quién competirían ahora?

Pero Shinichi de inmediato giró a ver a Heiji y le piso el zapato.

—No lo hagas, imbécil.

—¡Lo mismo digo, idiota!

Peleaban mientras las chicas se veían confundidas.

El misterio de la chica a la medianoche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora