Todo comenzó

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Un rayo de luz atravesó la habitación. Se asió con fuerza a los ojos de Daniel, que protestaba entre dientes por el final de su sueño. Lentamente abre sus ojos que apenas se topan con el reloj de la pared, ya anunciando las 7am.

Mierda, se había hecho tarde. Olvidaba que era su primer día en la escuela. Al parecer había tenido una noche muy agitada. Ni siquiera tenía tiempo de organizar el desastre en su cuarto. Corrió al baño sin que su mamá lo viera, podía ser una molestia si se enteraba de que iba tarde. Vio su reflejo en el espejo.

Otro rasguño. Ahora que iba a decir cuando le preguntaran? No tenía tiempo para pensar. Sólo se deja llevar por la magia de su ducha, mientras el agua tibia recorría su torso descomunal, olvidando así, por un instante las cicatrices en su espalda. Al terminar el baño, la magia se pasa, vuelve a la realidad de golpe y se mira al espejo nuevamente, como buscando a otra persona, buscando respuestas.

Al otro lado de la ciudad...

Lana abrió los ojos de golpe al escuchar su canción favorita sonar en su móvil. Como cada mañana comenzó con una sonrisa. Esas cuatro chicas le habían cambiado la vida. Con sus canciones le habían demostrado que podía ser quien ella quisiera, porque nadie tenía el poder suficiente para impedirlo. Ese día comenzaría las clases en una nueva escuela, con nuevas personas y un nuevo estilo de vida.

Sólo había pasado una semana desde que se mudó a un país completamente diferente, extrañaba a sus amigas y su antigua casa. El miedo le pasó por la cabeza por un momento, pero no, estaba decidida a hacer de ese día uno de los más felices de su vida. Antes de irse toma una manzana que la esperaba en la mesa de caoba que había hecho su padre por el aniversario 10 de su matrimonio.

Su mamá  la esperaba en la salida para acompañarla, le da un cariñoso beso en la frente que ella rechaza juguetona. La quiere mucho, los últimos días todo había sido muy difícil para ella, pero su madre siempre estaba ahí. Se miran con una sonrisa de complicidad marcada en su rostro. Eva se sentía mal por su hija, había sufrido un cambio radical en su vida, pero aún así se comportaba como una chica fuerte frente a ella. La abraza y la guía hacia el auto para dirigirse a la escuela.

Al llegar siente que todos los ojos se posan en ella. Aunque no quería, controlar sus nervios era imposible, estaba temblando por dentro.

Se despide de su madre y busca de inmediato su primera clase.

Daniel sabía que llegaba tarde, pero no le importaba ya. Sólo podía pensar en lo que había sucedido aquella noche, le perturbada el hecho de ni siquiera recordar. Se sacude el cabello desesperado, no lo soportaba más.
De pronto escucha una risa burlona, pero de cierta forma tierna a su lado. No se había percatado de que Angelina caminaba junto a él. Como siempre hacía el ridículo frente a ella. Pero en ese momento eso era lo de menos, sólo podía mirar su boca, esos labios que durante tres años lo estaban volviendo loco, esos ojos que se perdían con su sonrisa y lo contagiaban de felicidad.

_No te veo corriendo - soltó por fin, aún hilarante- sabes q llegamos tarde verdad?

_Sí - despertó finalmente - de hecho estaba preocupado por lo que me vaya a hacer la profe- miente-.

_Exagerado - ríe otra vez - tampoco es tan mala- sabe que algo ha pasado cuando ve ese rasguño en su cara, pero prefiere no decirle nada, sólo le haría las cosas más difíciles -.

No puede responder, sólo sonreír como tonto junto a ella. Llevaba 3 años enamorado de su mejor amiga y no era capaz de confesar sus sentimientos. Y si lo rechazaba? Y si se alejaba de el? Y si tenía novio y no le había contado? Tantos pensamientos comienzan a nublar su mente que corre como un rayo, queriendo que todo sea mentira.

Mientras Sonrías [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora