Ni saludo ni despedida, un hasta pronto

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Lloras mirando la nada

Recordando los seres que dejaste

Las obras que realizaste

Si tus enseñanzas servirían, te cuestionaste

Tan lejos de seres imperfectos, te preocupaste

Un abuelo sabio y protector

Un padre fuerte y trabajador

Un esposo amado y respetado

Un hijo maltratado y olvidado

Un hermano incondicional y sacrificado

Un ferviente patriota

Un leal colega y compañero de guerra

Miras la nada, pero ves mucho

Recuerda la milicia

Con el ¡sí señor! Recorrías calles Leonciopradinas

Con tu hija por avenidas jaujinas

Con tus hijos por la senda de los hombres callados

Con tu nieta en la quietud del patio

Siempre con una mirada penetrante

Y páginas desgastadas en ambas manos

Brazos que hicieron ladrillos

Pero tomaron un rifle y libros

Brazos suaves que llevaron a una mujer a un nuevo hogar

Brazos fuertes que sostuvieron a sus hijos

Brazos débiles que enseñaron a una nieta

Miras a los seres que dejaste

Allá desde tu cielo inmenso

Y aquí desde el camposanto

Los miras pero ellos no a tu pena

Pero sabes que ellos te añoran

Pero sabes que ellos te honran

Pero sabes que ellos te piden entre rezos, almuerzos, mulizas y misas que los esperes para sentarnos de nuevo juntos.

En esa pequeña mesa con pocas sillas y tu hamaca y tu manta, en esa mesa que iremos llenando con el paso de los años.

breves comentarios de una locaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora