Parte única

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Luego del éxito del concierto en Melbourne, y de realizar el tan acostumbrado vlive para saludar y agradecer a sus fans por su incondicional apoyo, lo único que querían los chicos era irse a descansar. Luego de que nuestro líder Bang Chan los reuniera a todos para dar sus últimas palabras de ánimo y felicitarlos por su gran trabajo, los chicos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, que eran contiguas y albergaban a dos miembros cada una: Changbin compartía con Hyunjin, Chan con Minho, Jeongin con Felix, y Jisung con Seungmin. Fue en la habitación de estos últimos donde se reunieron para hacer la transmisión con las fans, por lo que cuando los demás chicos se fueron, Jisung ya estaba acostado en su cama, la más cercana a la puerta, jugando en su celular. Mientras Seungmin, del otro lado de la habitación y cerca de la ventana, dormía dándole la espalda, en posición fetal y con la sábana hasta el cuello.

Jisung notó que ya llevaba horas jugando, cuando se encontró con la habitación en plena oscuridad y se preguntó en qué momento había apagado Seungmin la lámpara que se encontraba en la mesa de noche. Leyó la hora en su celular: "12:33 am". Habiendo decidido que era momento de dormir, dejó el aparato en la mesa de noche y se cubrió con la sábana. Sin embargo, justo después de cerrar sus ojos, escuchó unos suaves golpes en la puerta y supo enseguida de quién se trataba, después de todo ya era costumbre que Minho se colara en su habitación por las noches y estar en un hotel no sería un obstáculo.

Sin poder evitarlo, el corazón de Jisung se aceleró y caminó de puntitas hacia la puerta, para no despertar a Seungmin. Al abrirla se encontró con un Minho que lo miraba divertido.

­—¿No me habías dicho que no me abrirías la puerta? —dijo levantando una ceja.

Lo miró sin entender a qué se refería, pero recordó lo que le había dicho esa mañana durante la práctica para el concierto, bufó y le cerró la puerta en la cara. Escuchó una risa al otro lado, rodó los ojos y volvió a abrir.

­—Entra rápido antes de que cambie de opinión —dijo sin mirarlo a los ojos.

En un rápido movimiento, Minho entró, cerró la puerta detrás de sí, atrajo a Jisung hacia él acunando su rostro en sus manos y le dio un beso en la frente.

—Jisunggie~ —murmuró alargando la última letra—. No me trates así, que ambos sabemos que querías que viniera.

Jisung hizo un puchero y le dio un rápido beso en la nariz. Minho sonrió.

—Así como ambos sabemos que tú querías venir —dijo divertido.

Jisung tomó la mano derecha de Minho, que aún seguía en su rostro, y entrelazó sus dedos con los suyos.

—Ven, vamos a dormir —dijo mientras lo conducía hacia su cama.

Jisung se acostó primero y, sin separar sus manos, le hizo espacio a Minho del lado izquierdo. Este se acomodó y los arropó a los dos ante la mirada atenta del menor. Se acostaron uno frente al otro y permanecieron así, detallando cada una de las facciones del contrario, con ayuda de la poca luz de luna que se colaba por la ventana. Después de lo que parecieron horas, Jisung se acercó al rostro del mayor y con su dedo delineó un camino desde su frente, pasando por su mejilla hasta detenerse en su labio inferior. Durante todo este proceso, Minho había cerrado sus ojos, mientras se deleitaba con los suaves toques de su novio. Jisung, al verlo, no pudo evitar acercarse y en medio de un suspiro lo besó, acortando así la poca distancia que los separaba.

Al inicio el beso fue suave y delicado, pero en segundos se tornó ansioso y sediento, como resultado de todos los besos y caricias que no habían podido compartir a lo largo del día. Sin separarse, el menor se acomodó boca arriba, obligando a Minho a posicionarse encima de él. Enredando sus dedos en el cabello del mayor, lo atrajo más, profundizando así el beso y luego recorrió lentamente sus hombros hasta su espalda baja, donde rodeó con firmeza su cintura, como si así pudiera estar aún más cerca de su hyung. Por su lado, Minho sentía cada uno de sus toques con mucha intensidad, provocándole hormigueos que se extendían por todo su ser. Cuando el menor presionó sus cuerpos, por impulso escurrió sus manos bajo su camiseta, recorriendo cada milímetro de piel a su paso, produciendo corrientes eléctricas en el cuerpo del contrario.

Besos, jadeos y roces era lo único que se escuchaba en esa habitación, y los enamorados estaban demasiado entretenidos como para recordar que no se encontraban solos.

—Chicos —soltó con temor Seungmin, sin mover ni un músculo—. No necesito voltear para saber lo que están haciendo. Así que por favor no sigan, intento dormir.

En medio de la oscuridad, se escuchó un ruido parecido al de una ventosa separándose de un sumidero obstruido, cuando Minho se alejó de Jisung con un sobresalto. Sonrojado, rápidamente volvió a su posición inicial, pero esta vez mirando al frente y se tapó los ojos, como temiendo que sí veía a Jisung en ese momento no podría controlarse. A todo esto, el menor soltó una pequeña risa nerviosa y se acomodó la camiseta blanca como si nada hubiera pasado.

—Lo siento, Seungminnie —respondió Jisung con un ápice de nerviosismo en su voz—. Vuelve a dormir.

El silencio incómodo se rompió cuando el menor lanzó una carcajada luego de ver a su mayor tan avergonzado, pero inmediatamente se tapó la boca cuando escuchó un gruñido de disgusto proveniente de la cama contigua.

—Lo siento, lo siento —murmuró—. Hyung te compensará con un helado.

A lo que el menor de los tres contestó con otro gruñido.

—Oye, ¿con qué me vas a compensar a mí? —preguntó Minho, que ya no mostraba señal de nerviosismo y, por el contrario, miraba al menor con su típica sonrisa traviesa.

—A ti no tengo nada que compensarte —respondió el menor fingiendo mal humor.

Minho lo rodeó con un brazo y lo acercó a su pecho y con su brazo libre le pellizcó la mejilla derecha.

—Awww, mi ardillita está de mal humor —dijo, provocándole una risa al menor.

­—Hyung, eres insoportable.

Tomó la mano del mayor, que aún no soltaba su mejilla, e hizo que con ella le rodeara la cintura, lo que aumentó la cercanía. Acto seguido enredó con suavidad sus manos en la cabellera de Minho y le arregló el flequillo, pues le encantaba sentir el cabello de su hyung deslizándose entre sus dedos.

—Te extrañé mucho hoy.

—Bebé, estuvimos juntos todo el día­ —replicó el mayor, aunque sabía a qué se refería.

­­—Me refiero a que no pudimos tener momentos así ­—suspiró—. Y eso es igual a estar separados.

—Pero ya estamos juntos —agregó Minho mientras acariciaba la espalda del menor con lentitud, intentando tranquilizarlo —. Anda, acaricia mi cara como lo estabas haciendo hace poco —sonrió de medio lado—. Antes de que te me lanzaras encima.

De inmediato, los grandes cachetes del menor se tiñeron de rojo.

—Idiota...acaríciate...tú...solito —decía intercalando cada palabra con un puño en su pecho.

Reprimiendo una risa, Minho sostuvo con fuerza la mano del menor, deteniendo sus golpes y se la acercó al pecho, del lado del corazón.

—Vamos, no seas malo conmigo —dijo haciendo tiernos pucheros.

—Solo lo haré, porque sé que sin eso no puedes dormir —habló orgulloso.

—Ignoraré tu tono presumido, solo porque tienes razón —sonrió—. Y porque te amo.

Jisung le mostró una sonrisa radiante y volvió a acariciar su cabello, esta vez con más calma, mientras el mayor cerraba sus ojos.

Esta vez, el menor lo recorrió desde el cuello, delineó suavemente el costado de su mandíbula hasta sus pómulos y frente. De allí, con su dedo pulgar peinó sus cejas y siguió un camino hasta sus labios. Sintió cómo poco a poco Minho iba aflojando el agarre en su cintura, y lo tomó como una señal de que este se estaba entregando a los brazos de Morfeo. La tranquilidad que le transmitía ver a su hyung conciliando el sueño y el silencio de la habitación, le provocaron somnolencia. Acarició el cabello de Minho por última vez y dejó un rápido beso en sus labios.

—Yo también te amo, hyung.

Se acurrucó junto al mayor, cerca de su corazón, y con el sonido de sus palpitaciones cayó en un sueño profundo. Claramente, ninguno de los dos podía dormir bien sin la compañía del otro.

No te abriré la puerta [MINSUNG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora