Llamar cansina y rutinaria a su vida era erróneo, él mismo la define sofocante y absurda. Justo en aquel momento Kyle se quejaba internamente de tener que prepararse para su trabajo nocturno.
Cerró la puerta de su pequeño y lúgubre apartamento, recostándose sobre la madera de la misma y tomando aire para darse fuerzas internas. Quería irse lejos, una solución que le sacará de toda esa mierda que estaba viviendo, no era justo aquello, a veces se imaginaba corriendo a toda velocidad en su moto y abandonar la pesadez de ser un adulto. Simplemente dejar fluir los acontecimientos.
Sin embargo no estaba en sus planes dejar de trabajar por quitar sus responsabilidades, no quería morir por inanición.
Suspirando, como si todas sus quejas salieran de su organismo, dio pasos largos y pesados al baño. Su rostro reflejado en el espejo era casi lastimado, se veían las ojeras prominentes y varias experiencias sueltas.
Sus pupilas desearon volver a brillar como cuando pasaba el tiempo con aquella anciana, la mujer que lo acogió cuando sus familiares murieron a sus inocentes nueve años. La mujer tampoco tenía a nadie, había quedado viuda en una edad considerable, además de ser desafortunadamente estéril.
Ella lo adoptó después de que sus padres murieran por un crimen que hasta el día de hoy, se hallaba sin solución. Cada vez que podía y su familia se veía en alguna situación fuerte, la humilde anciana les daba porciones de comida o juguetes al menor. Esa mujer la conoció como una abuela, tanto así que acogió su custodia y lo trató como un hijo. Extrañaba sus tartas, sus recetas de cocina y como le ayudaba en sus deberes. Mas tenía que asumir la ausencia de lo único tan calido que recordaba y le consolaba, ya no tenía a nadie.
Tomó la toalla resginado, entrando a la ducha y dejando el agua correr desde sus cabellos hasta transcurrir por su piel. Estaba en su modo automático mientras el jabón y el agua trabajaban en él, igualando los momentos en que visitaba el cementerio; dejar flores a las tumbas, llorar, dar promesas y regresar con algo más de fuerza.
Cerró la llave y regresó la mirada al espejo, repasando los pasos a seguir por inercia. Peinar los cabellos negros, tratar de que sus pobladas cejas se mantengan neutras y esconder lo mejor posible las expansiones. La pálida piel se veía decente, por lo que estaría bien.
Abotonó la camisa, ajustó la corbata roja y se dispuso a esconder la punta bajo el chaleco. Cerró la cremallera y finalmente continuó con ordenar su cabello. Verse de esa manera no le hacía parecer como un chef, pero haría lo que fuera para poder pagar una universidad. Aunque le quebrara la espalda cumpliría lo único que la bella anciana le recordaba cuando veía la televisión en vez de hacer deberes, <<Necesitas disciplina para gobernar tus sueños>>.
Ojalá se sintiera orgullosa, él se esforzaba para que pudiera tener ese pensamiento tranquilamente.
Sus manos bailaron bajo el agua de la llave mientras limpiaban rastros de gel y cerraban la perilla del diminuto cuarto. Eran casi las once y el bar habría abierto en ese momento. Guardó las llaves en su bolsillo trasero y se encaminó a la calle, pero antes aguarda tres segundos a que el acceso quedará totalmente cerrado. De otra manera fallaba la gran cerradura.
Miró su entorno desconfiado a la par que guardaba nuevamente sus llaves en el bolsillo del chaleco asignado. Entendía que fuera un apartamento viejo, oculto en la inseguridad de aquella zona y dando sus últimas ventajas, pero era bastante cómodo y al momento de pagar la renta se contaban todos sus contras.
Estando de camino era normal ver las calles solas, después de media noche la gente se agolpaba para dar diversión y los callejones eran abordados. Aunque la iluminación fuese precaria y hiciera un viento gélido, Kyle sólo pensaba en su próxima paga, gritando con reproche el ser asfixiado por todos sus gastos y no poder costear sus estudios.
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Mr. Delincuente
FanfictionKyle, en un último intento absurdo de sobrevivir en San Fransokyo, recurre a los lugares más embusteros de la misma ciudad, terminando así siendo un barman en uno de los bares más peligrosos en la oscuridad de aquellas calles bajas. Finalmente esto...