El Amor en Protesta

2.3K 319 93
                                    


¿Alguien puede prohibirte ser tu mismo?

Esa era la interrogante que se paseaba constantemente por los pensamientos de Kang TaeHyun, a su corta edad de diecisiete años se autolesionaba, un extraño sentimiento de satisfacción le invadía al observar cómo las cortadas frescas expulsaban a borbotones la esencia viscosa y rojiza de sus antebrazos dañados.

Sin embargo, esto era solo un corto respiro comparado con las magulladuras esparcidas por toda su anatomía, una pequeña cortesía de su padre como recibimiento al ingresar a su hogar, ¡claro! Era un enorme honor servir a su progenitor cómo saco de boxeo y liberación de tensiones acumuladas.

Contempló un par de minutos más las bellas marcas de su castigo liberador, estudiando las maravillosas grietas irrumpiendo en la blanquecina y cicatrizada piel como el recuerdo invaluable de sus errores pasados.

Escasos minutos después, el conocido y estruendoso pitido de su aparato telefónico se hizo presente entre las cuatro paredes opacas y repugnantes que conformaban su habitación. Dejó a un lado la lamina metalica que fue sido cómplice de su actos y se movilizó agilmente por sobre el colchón de su cama para alcanzar el objeto responsable del ruido escandaloso en su silencio sepulcral.

-¿Aló? -masculló al auricular, esto debido a que no se había molestado en verificar el nombre de la persona al otro lado de la línea.

-TaeHyunie ¿dónde estás? -La voz era ya muy familiar para él.

Esta pertenecía a un rubio de facciones infantiles y personalidad explosiva, ese chico era unos meses mayor que él y siempre estaba persiguiendo la emoción por dónde hubiera. Le buscaba regularmente para compartirle sus experiencias, resultaba demasiado agradable tenerlo en su vida.

-En mi casa ¿dónde si no? -inquirió con repentina alegría. Solo de escuchar la melódica voz del chico le provocaba una sensación de regocijo, dejando en el olvido su irreparable desquite contra su persona.

-¿Tendría qué saberlo? Por eso es que te lo pregunto -contestó con indiferencia y un ápice de sarcasmo, casí como si estuviera irritado ante la patente obviedad.

-¿Para qué me buscas? HueningKai sigue pegado a ti, ¿O es qué ya te hartó? -fingió desinterés, pero en el rostro tenía plasmada una amplia sonrisa.

-¿No puedo llamar a mi TaeHyunie? Además, ese mocoso me ha abandonado. Estoy seguro de que alguien como tú quiere acompañar a este lindo rubio a la protesta en Taepyeongno. -Sonaba inequívoco, casi convincente.

-¿Eso no es en Jung-Gu? BeomGyu-ah es muy lejos. -Se quejó ligeramente frustrado, entonces alejo el aparato de su oído y lo dejó tendido en el edredón para activar el altavoz.

-Vamos a agarrar el autobús, por favor... No quiero ir solo, quiero que tú me acompañes.

Podía tocar sus ansias a través del auricular, suplicante y esperanzado. Logrando que se removiera algo en su pecho, al mismo tiempo que saciaba sus escasas muestras de cariño con esas simples palabras corriendo de sus labios y estampandose de una forma suavemente bruta contra sus oídos.

-Te acompañare, ¡pero! no quiero qué luego salgas corriendo y me dejes. -No estaba en su presencia, sin embargo, podía ver la sonrisa del rubio montada en su rostro, una prueba de ello fue una risilla traviesa amortiguada.

-Soy incapaz. -Su tono burlesco era evidente.

Entonces rió, rebosante de anhelo y pletórico de recuerdos. Se reuniría con el sonriente eterno y donador de energia, tal cual niño inagotable e insaciable.

-¿No me crees? -replicó el contrario falsamente ofendido, tomandoselo como un juego, sin perder la simpatía ni vacilar en lo más mínimo su confianza.

|El Amor en Protesta| [TaeGyu. BeomHyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora