El trueno después del rayo

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Las gotas azotaban las tejas encargándose de romper el silencio esa noche, la tierra mojada propio de la primera tormenta a finales de mayo, armonizaba aquella pequeña cabaña lejos de cualquier intruso, después, aquel rayo que iluminaba el interior de esa pequeña habitación, dos cuerpos masculinos desnudos con musculatura perfecta y engañosamente igualitaria, largos cabellos con poca apreciación de su color, pero encargados de alinear con la luz del rayo la posición de ambos cuerpos, unidos danzando al amor, uno tumbado boca abajo sin resistencia alguna, recibiendo toda la lujuria del otro, en perfecta coordinación para los últimos segundos de su danza amatoria, aquellos jadeos coordinados que se perdían con la tormenta y segundos después aquel trueno después del rayo, que cubría ese clímax prohibido y que nadie más alrededor entendería, solo aquellos cuerpos que se tumbaban en la cama agitados, mojados tal como si estuvieran fuera la cabaña en aquella tormenta, tratando de volver en sí y esperando quien de los dos recuperaría el aliento para intercambiar sus primeras palabras,

- ¡Oye tendremos que cambiar la sabana que me estoy embarrando el trasero de tus pecados! – lo decía acomodando su cuerpo de lado acercándose al de su amante.

- ¡Oye, oye! ¡Esperaba una mejor reacción de ti después de esto, no sé un beso, un te amo, un que delicioso estuvo! – acomodando su cuerpo igual de lado quedando frente a frente.

- ¡Yo quería que terminas aquí! – tomando la mano de su amante y colocando los dedos en sus labios,

- Lo sé, pero alguien me ayudo a perder la cabeza y se movió más rápido, lo cual no me dio tiempo de llegar hasta aquí - acariciando esos labios carnosos – así que ahí está el resultado– azotaba su mano derecha en el duro y mojado trasero de su amante –un tratamiento de revitalización y suavidad a este delicioso culo, gratis y con un previo que no te podrás quejar- culminando con un beso profundo, apasionado lleno de mil palabras de amor.

- Pues me la debes – separando agitadamente ese beso para tomar aliento.

- Está bien, te prometo que la siguiente llegare hasta tu boca – sonriendo y queriendo tomar ese aire que su amante se robó en esos besos que obviamente nunca reclamara.

- Oye, ¡ya pasan de las doce, demonios! - Se levantó de inmediato desnudo dejando en la expectativa a su amante cuando un rayo volvió a caer y solo se alcanzó a ver la silueta de unas nalgas apuradas desapareciendo de la habitación.

- A donde diablos vas, ven acá

- ¡Ya voy!! – apenas se escuchaba el grito, pues el trueno después del rayo se hizo presente y que aplacaría el ansia de su amante tumbado en la cama esperando que sucedería.

- ¡Te traje esto glotón ¡- entraba con un pastel pequeño pero muy tentador – chocolate con cubierta de chocolate con chispas de chocolate, tal y como sé que te gusta señor del empalague – acercándose más a su amante quien no necesitaba de la luz para atinar donde se encontraba aquel, hombre por el que estaría dispuesto a seguir pecando día tras día sin importar lo que sucediera con él,

- ¡Huele bien!, ¿donde lo conseguiste? – robándose un poco betún con el índice para probar esa tentación, sí, la segunda tentación después de aquel hombre desnudo a su lado de quien por cierto le dio un manotazo a esa mano glotona.

- Oye lávate las manos, quien sabe que cosas agarraste por ahí – el rayo siguiente evidenciaba la sonrisa pícara y esos ojos perdidos en la mirada de su igual, delatando que no estaba enojado del todo, pero aquel trueno después del rayo no dejo escuchar la palabra de su amante y solo atendió en mirar cómo se acercaba a ese pastel para con su lengua robar más betún y acercarse a los labios tan iguales y tan sensuales de ese pecado para probar al mismo tiempo sus dos placeres en la vida, algo que su igual recibió gustoso pero en posición incómoda,

El trueno después del Rayo (oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora