Papá

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Que si o que no, Kuroko no sabia que cosas podía hacer en ese lugar. Mucha ropa y cosas que ver, elegantes y deportivas, el balón o esas zapatillas, el rojo o el negro, su amor o su dinero. Kuroko estaba al punto de estresarse.

-M-Mamá-lloriqueo abrazando al mencionado de las pierna al no saber qué hacer, sacando una sonrisa al emperador.

-Tranquilo Tetsuya-tomó la mano del pequeño-Tenemos mucho tiempo para escoger algo, hoy papá tiene mucho trabajo-acaricio su cabeza- Yo mismo me encargue de eso-volvió a sonreír, esta vez maliciosamente.

°

Un dia antes.

Sábado 15 de Junio, 10:09 am.

-Hoy no tienes trabajo?-preguntó con su te en la mano.

-Nah. No me comunicaron nada así que no debe haber algo-respondió mirando la revista mientras tomaba su cafe.

Un dia seco, no había salido el sol y estaba nublado, parecía que iba a llover y eso que recién era de mañana. Estaban pasando un momento de compañía entre ambos padres mientras que el pequeño estaba haciendo quien sabe que en su habitación, aunque claro que el peliguinda se aseguro que no sea nada peligroso.

-Terminastes tus revisiones?-pregunto esta vez el pelirojo mientras aun tenia la mirada en frente de su revista.

-Lo hice ayer, puedo estar tranquilo-respondió en lo que daba un sorbo a su té con la mirada sobre su libro.

Se mantenían sentados en el sillón, aun con la pijama respectiva, ya que sentían que era temprano y no tenían mucho que hacer, despues de todo ayer Kagami llegó temprano y comenzó a limpiar la casa antes de que llegue el emperador. 

Desayunaron y limpiaron, por lo cual tenían el derecho a tener al menos un momento de flojera en su fin de semana libre.

Una corriente de aire levantó las cortinas levemente causando unos escalofríos en el emperador que apretó un poco los lado de su libro, pero sin replicar nada. A su lado, Taiga chisto molesto y cerro la ventana abierta, probablemente pronto vaya a ver una tormenta o una lluvia fuerte cerca.

Siguieron en lo que estaban haciendo, en un silencio cómodo donde no sentían la necesidad de hacer una conversación, como si sintieran que no tomar en cuenta la presencia del otro, sea la magia detrás de la comodidad pero aun así disfrutaban del momento al saber que estaban lado a lado.

Akashi recargo su espalda en el brazo derecho del tigre acomodando ambos pies en la otra esquina del sillón, mientras que el pelirojo dejaba su cuerpo contra el sofá dando mejor comodidad a la posición de el emperador.

Esa forma de compañia se había vuelto de cierta forma su propia tradición, había un momento donde ambos compartían lecturas diferentes sin la necesidad de comunicarse, con sentir el aroma y su respiración ya podía tener la sensación de que a su lado estaba esa persona que en las noches sus pies se acariciaba de vez en cuando.

Kagami no recordaba el momento cuando empezaron a hacer eso, simplemente cada vez que ambos se sentaban juntos en el sofá, ya estaba preparando su brazo para recibir todo el peso de la espalda delgada de Akashi. No era incómodo ni mucho menos le disgustaba, tal vez era todo lo contrario.

Aunque no lo admita en voz alta, Akashi era como su manta, era calido, muy calido y suave, además de silencioso y tranquilo. Le gustaba estar de esa forma con el por que lo abrigaba, y son mejores en los días como ese, nublados y secos.

Dirigió su mirada hacia el contrario, viendo el momento justo cuando volteaba la pagina y seguía su lectura al corriente. Pero en el segundo exacto cuando estaba acomodando la forma en cómo lleva el libro, el pelirojo pudo captar algo extraño en una de las manos del emperador.

Él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora