Q u i n c e

5.2K 483 218
                                    

Sam estaba tratando de determinar si el dolor de cabeza era solo una ilusión del espantoso sueño que tuvo hace minutos o si ese horrible sueño era fruto del dolor de cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sam estaba tratando de determinar si el dolor de cabeza era solo una ilusión del espantoso sueño que tuvo hace minutos o si ese horrible sueño era fruto del dolor de cabeza. La respuesta no tardó en llegar. Abrió los ojos y su cerebro parecía tener ganas de partirse por la mitad. Se llevó la mano a la cabeza y apretó el lugar tratando en vano de encontrar un poco de alivio.

Como si todo eso no fuera suficiente, un golden retriever estaba cerca de su cara olisqueándolo como si fuera su comida favorita.

—Aléjate —dijo Sam apartando al animal, pero este parecía divertirse a costa suya y volvió a poner sus patas sobre el borde de la cama mientras que su hocico lo acercaba cada vez más a él.

«Pero si yo no tengo perro», murmuró para sí mismo. En ese mismo momento, una puerta se abrió en la habitación creando un atronador ruido.

—Coco, ¿qué te he dicho sobre molestar a Sam mientras duerme? —susurró Connor en cuanto el perro fue hasta él para saludarlo.

En ese mismo momento Sam cayó en la cuenta de que estaba en casa de Connor. Lastimosamente, también recordó el vergonzoso momento cuando se restregó a Connor en la fiesta. Un quejido de lamento salió de sus labios y Connor se sorprendió al verificar que ya no estaba durmiendo.

—Sam, ¿estás bien? —preguntó el chico de ojos dorados y él quiso esconder su rostro debajo de la almohada—. ¿Te duele algo? Te traje una aspirina por si tenías resaca —Sam se armó de valor para poder encararlo.

Connor se sentó al borde de la cama y le entregó las pastillas a Sam junto con un vaso de agua, este se sentó y lo tragó desesperadamente. La luz del sol alumbraba toda la habitación, tanto que a sus ojos le costaron adaptarse, pero cuando lo hicieron, se dio cuenta de que por lo visto, Connor salió a hacer ejercicios mientras él dormitaba como todo un holgazán. Sus ropas deportivas, cabello desordenado y rostro sonrojado eran pruebas suficientes.

—Mi cabeza me está matando —comentó Sam con obviedad. Connor se veía increíblemente arrollador con ese aspecto, no como un chico sudado y cansado debería lucir.

—Era de esperarse, estabas un poco drogado anoche —Sam recordó a Archer y cómo este le ofreció la bebida viéndose como si fuera un alma inocente y bienintencionada. Cuando en realidad fue todo lo contrario. Sam tendría una charla seria con Archer y le haría saber la equivocación que cometió aquella noche metiéndose con él.

—Lamento haber... —no pudo terminar de sus disculpas porque no sabía que términos usar para describir aquella actitud suya. Aunque le gustaría poder olvidar lo ocurrido, en su cabeza empezó a repetirse la secuencia de "oliendo a Connor" una y otra vez. Sam tenía la esperanza de que al menos Connor no lo recuerde, pero al ver que desvió la mirada y se rascó la cabeza ni bien Sam empezó a hablar, le dijo que estaba pasando totalmente lo contrario. El ambiente se tornó sumamente vergonzoso y ambos evitaban la mirada del otro.

Corazón ObstinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora