Lágrimas de luna [En Pausa]

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Lágrimas de luna
[Capitulo V ]

Nuevos amigos

Pasaron los años y la pequeña princesa creció, siempre llena de curiosidad por el exterior y ajena al sufrimiento y peligro que la acechaba. Era una niña que poseía una enorme imaginación y por esa razón se metía constantemente en problemas ya sea por hacerle bromas a sus tutores y sirvientes, correr por todo el castillo, esconderse en los jardines reales o intentar salir al pueblo sin la autorización de su mamá.

Ella era como quien dice un alma libre y aventurera esperando con ansias salir de su encierro pero estaba confinada a las cuatro paredes del palacio según la reina para su total protección, deseaba conocer el mundo más allá de los jardines reales y tal vez hacer amigos pero su madre siempre la sobre protegía y sólo conocía a sus abuelos y los empleados del castillo, lamentablemente nunca conoció a su padre pues este enfermó gravemente un año después de que nació y falleció.

Un día en que la familia real fue al pueblo la pequeña princesa se escabulló entre la gente para explorar los alrededores. Como siempre metiéndose en problemas pero el día de hoy era el inicio de una gran aventura que tal vez marcaría el destino de todo Mewin.

La tarde se acercaba y la traviesa niña vagaba por las calles asombrandose con cualquier cosa que veía y más que parecer una princesa parecía una niña común y corriente pues su hermoso atuendo estaba totalmente arruinado resultado de las constantes caídas que la pequeña había tenido, su cabello estaba en las mismas condiciones y su rostro se encontraba sucio pero eso no impidió que ella cumpliera uno de sus mayores anhelos: explorar

Fue así como llegó a los límites del pueblo para encontrarse con un imponente bosque que lejos de parecerle peligroso la llenó de una inmensa curiosidad así que se adentró muy contenta pues sintió que en ese lugar encontraría a alguien que fuera su mejor amigo pero esa alegría no duró mucho pues entre más se internaba al bosque éste iba tomando una apariencia oscura y tenebrosa, asustada decidió regresar por donde vino más se dió cuenta de que estaba totalmente pérdida

Siguió caminando sin rumbo fijo hasta que tropezó con una rama y calló abruptamente por una pequeña colina. Su caída se detuvo cuando chocó con alguien, que inmediatamente la ayudó a levantarse, ella observó detenidamente a quien la había ayudado y vió que se trataba de un pequeño monstruo lagarto que poseía algunas prendas arrapientas, tenía el pelo negro, piel grisácea y una cola grande pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos de un color amarillo casi como el ámbar

El pequeño notó que el rostro de la chica mostraba un poco de miedo así que decidió retirarse más cuando estaba apunto de hacerlo ella tomó su mano y le sonrió esto fue suficiente para que él se quedará totalmente estático. La princesa se percató de ello y dejó de sostener su mano