Estaba cansado, sus dedos le ardían un poco y se sentían entumecidos, sus nudillos dolían como el infierno, pero a pesar de todo el dolor que sentía en sus manos, una sonrisa de oreja a oreja estaba plasmada en su rostro.
¡Y no era para menos! había terminado de tocar en un importante teatro en la ciudad de Nueva York, había recibido elogios, aplausos, ¡flores, chocolates! maldición, fue todo tan maravilloso que no se arrepentia ni un solo segundo en haber tocado con todo su corazón aquella melodía.
Le gustaba… no, le encantaba la vida que tenía ahora, luego de haber pasado años entre callejones y basura, teniendo que robar para al menos vivir un día más.
Todo fue gracias a aquél ex-militar que lo acogió junto a él en cuanto lo encontró en su cocina, a mitad de la noche, tratando de alcanzar un recipiente donde había algo de pan.
Aquél chico —pues solo es mayor por tres años— fue demasiado amable con él, le dió un techo, comida, ¡le dio la educación que en sus diez y seis años de vida solamente pudo soñar! y más importante, le enseñó lo que tiempo después le ayudaría a pagar la deuda moral que cargaba: la música.
Flippy, como se llamaba ese militar, era un amante de la música clásica y tenía muchos instrumentos, pero solamente los coleccionaba, pues quién tocaba era su pareja y ya no estaba con él.
Shifty inmediatamente se entusiasmó al ver aquel armatoste de caoba y extrañas piezas que al presionarse hacían un pequeño ruido. Le rogó por semanas al militar para permitirle aprender a tocar ese instrumento, y Flippy, resignado y con el corazón un poco herido, se lo permitió.
Pasaron años y el pequeño mapache era un excelente pianista: no solamente tocaba obras ajenas sino que escribía sus propias melodías, casa semana tenía algo nuevo y que transmitía lo que estuviese guardando durante ese tiempo.
Shifty nunca expresó sus sentimientos con palabras, siquiera con expresiones faciales, él siempre fue neutral a la hora de hablar y su felicidad solo era representada en pequeñas risas y su cara siendo cubierta por sus manos.
Pero parecía carecer de otros sentimientos, pues siquiera la ira era capaz de hacer mella en su rostro, hasta que Flippy descubrió que todo lo que ese mapache sentía, era representado en las melodías que el mismo tocaba.
Flippy no subo si eso tenía que preocuparlo o por si el contrario, era algo bueno. Pero esa era la manera de Shifty de expresar lo que sentía y debía respetarlo.
Decidió inscribirlo, entonces, en una academia de arte donde no solo perfeccionarían su manera de tocar, sino que le enseñarían todo lo necesario para formarse como un profesional, que era la máxima meta que se había propuesto Shifty.
A la edad de diez y ocho años, el ya no tan pequeño mapache había salido con honores de aquella institución y de inmediato le llegaron mil y una ofertas de grandes, medianas y pequeñas compañías musicales, todas por igual. Decidió tomar las que podía, pues varias de esas empresas estaban relacionadas.
¡Y así fue como está donde está ahora!
Con esos flashes cegando su vista, con adulaciones y regalos esperando por él en la alfombra roja del teatro, con toda esa gente que se desvivía por siquiera tener una mirada suya.
No solamente por su música, sino también por simplemente ser él.Su cuerpo estaba lo suficientemente formado para su edad, su cabello era un poco largo pero bien acomodado para hacerlo ver bien, y sus ojos… esos ojos verdes como un profundo bosque, hacían enloquecer a cualquier mujer… y hombre.
¿Se creían que Flippy únicamente se preocuparía por su educación? ¡No!
Al ver el estado tan deplorable en el que se encontraba el menor, lo entrenó tal cual lo entrenaron a él en el ejército, logrando que el menor tuviese ese cuerpo de infarto que mantenía ahora. Todas esas horas metido en el gimnasio personal de Flippy habían servido, y demasiado bien.
Ahora había logrado acceder a la lista de los veinte famosos solteros del mundo, era todo un maldito logro para ese niño que era ignorado y maltratado en las calles de esa cruel e hipócrita sociedad.
¡Él era mejor que todos aquellos que lo habían pisoteado años atrás! Esperaba regodearse de eso en cuanto se cruzara con ellos alguna vez, los tenía bien estudiados y marcados en su memoria.
Sonriendo levemente, subió al automóvil que le esperaba, encontrando allí dentro a Flippy, quién estaba con un gesto un poco preocupado.
— ¿Sucede algo, Flipp? — le preguntó en cuanto lo vio, y al estudiarlo mejor vio rastros de sudor en su rostro.
— No, solamente… Fliqpy otra vez. —
Claro, no todo tenía por qué ser tan genial en la vida de aquellos dos que habían sufrido tanto.
El militar poseía una sombra de la guerra, alguien que siempre estaría junto a él quisiese o no. Fliqpy, ese monstruo salido del mismísimo infierno.
La otra personalidad de ese militar, alguien sádico y vengativo. El primer encuentro del mapache y el psicópata no fue para nada agradable, pero Flippy pudo tomar el control a tiempo y evitó un homicidio.
El mapache admitió que en ese momento consideró enormemente volver a su vida de rufián, pero sentía como el oso estaba tan solo desde el abandono de su pareja, que decidió ayudarlo. Y también pudo tener una "relación sana" con Fliqpy, pero eso no evitaba las constantes amenazas de tortura que le daba cuando tomaba el control.
— ¿Cómo pasó esta vez? — preguntó Shifty.
— No estaba consciente de que en la radio transmitían las olimpiadas de natación. —
— ¿De nuevo? — el mapache rió suavemente.
— De nuevo, lo siento. — dijo Flippy con un poco de pena, igualmente sonriendo e indicando al chófer que ya podían irse, todos los obsequios a Shifty ya estaban a bordo.
Llegaron tranquilamente y sin ningún otro problema al hogar de los peliverdes. Al entrar simplemente comieron y cada uno fue a su habitación.
Shifty se lanzó a su cama, dejando su sombrero de lado, estirando tanto sus orejas como su cola para destensarlos, estaba tan cansado que sentía como su cuerpo era absorbido por la cama y lo transportaba al mundo de los sueños.
Abrió sus ojos al sentir algo cálido, era la luz del sol chocar contra su rostro, y la suavidad del césped lo alteró.
¿Donde estaba? … Estaba soñando, se dijo.
Veía al piano que siempre tocaba frente suyo, pero había alguien más ahí.
No solamente alguien más, eran cuatro personas ahora que podía ver bien.
Habían tres hombres de cabello verde y uno de cabello azul, parecían estar alegres, uno de los peliverdes tocaba el piano junto al de cabello azul, mientras los otros dos los aplaudían.
El que parecía ser el menor de todos comenzó a bailar con la melodía del piano, ¡conocía esa melodía! ¡pero, maldición! no sabía de donde, eso lo estaba molestando, ¡toda la situación lo estaba molestando!
Decidió acercarse más, pudo notar los movimientos tan delicados y elegantes del peliverde de aspecto joven, más joven que él. Bailaba con tanta gracia que lo tenía hipnotizado.
Antes de poder ver bien el rostro de aquellos tipos, todo volvió a ser negro. El sueño había terminado y en su lugar se escuchó el estridente sonido de la alarma.
Maldijo en todos los idiomas, ahora no podía quitarse esa escena de la cabeza.
Lo único que sabía en ese momento, era que ansiaba ver más de ese chico danzando con la melodía de un piano.
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16/06/19
¡Nueva historia, bienvenidos!— Alpha Rose.
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[Shifty x Lifty] - "Entre Lazos Y Teclas"
FanficShifty era un famoso pianista, luego de mucho tiempo en la oscuridad y tratando de superar su miserable condición, logró llegar hasta donde estaba. Lifty, un bailarín amateur, se especializó en la danza de los listones, llegando a mostrar su habilid...