Marzo, 2018
La espía.
Espiar... espiar es de valientes, ya que si te pillan, ¡estás frito!
Espiar tiene sus estrategias, desde inclinar tu cabeza un poco para ver que escriben tus amigas, hasta entrar "sin querer" en el celular de tu novio para ver con quien habla. Espiar tiene sus niveles desde lo más inocente como esconderse detrás de una puerta para escuchar que dice tu mamá o perseguir al que te gusta por todo el centro comercial, si deseas ir más allá y recurrir a los expertos puedes ver películas como las de James Bond o más infantiles como Harry la Espía, pero sea cual sea tu estrategia, evita que te pillen, ya que si en el Instituto te agarran, te van a tachar como la metiche.
Me pasé todo el verano desarrollando mis habilidades con el nuevo vecino, un chico que desde que llegó ha desatado en mi una gran curiosidad, tanta que desde el primer día que lo vi, terminé comprándome unos binoculares de segunda mano los cuales huelen a queso rancio y tienen una mancha blanca al lado derecho, pero al final cumplen su objetivo. ¡Observar lo que hace!. La ventana de mi casa es lo suficientemente grande para ver sus movimientos y poder esconderme entre las sombras. Es inevitable no espiarlo, todo en el grita enigmático. He analizado cada cosa que hace, se levanta y dura una hora en el baño, ¿haciendo que? No se...luego hace lagartijas, a veces cuento 90 y otras 120, no desayuna y tampoco almuerza, se sienta en su computadora y no se mueve de ahí hasta que sean las 2 de la tarde.
A esa hora saca su patineta y se va al centro de la ciudad, a un lugar que no tiene rótulo y se ve de mala pinta, y me di cuenta porque un día que mi mamá hizo palomitas para ver una película con su nuevo novio, acomodé mi silla al frente de la ventana y justo cuando estaba dispuesta a ver lo que hacía mientras las comía, no estaba, ¿pueden creerlo?, si no fuera porque bajé corriendo y me asomé para todo lado, jamás me habría dado cuenta de su trayecto.
Ahora mi espionaje tomó otro nivel, camino 1 kilómetro ida y otro de vuelta para verlo a él, la rutina es la misma de siempre, pido un helado todos los días de diferente sabor, ya hasta la señora que me los vende me mira raro pero no me importa, al frente de ese lugar es perfecto porque hay un gran árbol que rodea toda la acera y puedo sentarme en la banca que está atrás y observar entre las ramas. Su rutina nunca varía, a las 4 en punto sale y se arrecuesta al muro, saca su cigarro, le da unas caladas, lo tira al suelo y vuelve a entrar y 5 en punto se va para la casa.
Demasiado raro, ¿no?, bueno, acepto, no es nada raro, pero soy de esas chicas que quieren estar de primeras cuando algo pasa, y con él siento que en cualquier momento puede pasar algo. Como que secuestre una chica y la esconda en el sótano y no le de de comer por varios días, o que esté inventado una inyección para convertir la gente en zombie y en cualquier momento se va a transformar.
¿Soy la única que quiere que lo que pasa en las películas o libros se haga realidad?
Columpié mis pies en la banca mientras saboreaba mi helado de chocolate esperando ansiosamente que él saliera hasta que llegó la hora. Me levanté rápido para esconderme entre los arbustos viendo fijamente como salía junto a un grupo de chicos que jamás había visto y es extraño porque parecen de mi edad. Tienen esa facha de que les gusta romper las reglas, los que dan problemas y les va mal, entre ellos está él, no le podría decir el líder, pero sí se ve que es el más callado de todos, ya que nunca lo he visto hablar con ninguno, siempre se ve como esas personas que les gusta escuchar, pero no hablar, o tal vez no saben como empezar una conversación, sea como sea, en estos dos meses jamás he podido escuchar su voz pero por alguna extraña razón cada vez que lo veo mi estómago rebolotea.
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No es Amor
RomanceA veces tenemos que tocar fondo, para poder salir a la luz y aunque salgamos y no sea perfecto, algo nos hará querer volver a vivir