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—¿A mí?!—Pregunté asustado y confundido al mismo tiempo.—¿Por qué un alfa pediría por mí?¿Qué quiere?

Miro a las caras a mi alrededor desde mi posición en la silla. La lámpara me ciega parcialmente, pero puedo ver sus serias expresiones observándome. Sea lo que sea que ese desgraciado quiera de mí, puedo imaginarme que no será nada bueno.

El alfa Rogers mueve la mano despectivamente, como si no pudiera importarle realmente.

—¿Quién sabe? Eso no es lo importante, lo que importa aquí es que tienes la oportunidad de salvar estas tierras! ¡De salvar a la manada! ¿Qué importan los gustos perversos de un lobo?—Termina de hablar encogiéndose de hombros, de lo más casual. Lo dice como si no fuera la gran cosa, como si no acabara de decirme que me tenía que vender como... como una clase de esclavo sexual ante un lobo extraño para salvar a la manada.

La sangre se me heló en las venas, me costaba respirar y tragué sonoramente el bulto que se me había formado en la garganta. No podía creer lo que estaba escuchando, no quería creerlo. ¡Y yo que creía que me habían traído aquí para castigarme! Si tan sólo fuera eso...

—¿Quiere que me venda como un esclavo sexual ante este lobo?—Le pregunté, mi voz sorprendentemente vacía de emoción contrastaba con cómo me sentía por dentro. Quería gritar, llorar y hasta reír porque quien diablos me querría a mi para eso? vaya chasco que se llevaría el maldito degenerado.

Pero más que eso quería correr, quería huir de allí; quería encontrar a Jackson y que los dos escapáramos de este Instituto de una vez y para siempre.

Jackson quien le había pedido a su propio padre permiso para hacerme su mate. Que horriblemente cómico que una vez que había tenido lo que tanto quería, lo había perdido en cuestión de minutos. Toda mi vida deseando que Jackson me deseara y cuando descubro que él también me quería, resulta que igualmente no puedo tenerlo.

El alfa por su parte tiene el descaro de verse sorprendido.—Vaya, vaya jungkook esa es una expresión muy impactante. Recuerda que tú eres un delta, siempre lo has sido. Tu vida es la servidumbre, es tu propósito. Ahora sólo seguirías sirviendo... sólo que de otra manera.

No podía creer lo que escuchaba. ¿Entonces sólo porque él me había colocado en una vida como delta, bajo la excusa de salvarme la vida significaba que tendría que vender no sólo mi dignidad pero ahora mi cuerpo también? El asco y la ira se mezclaron en mí, formando una combinación peligrosa y me mordí los labios para contenerme y no escupirle en la cara.

No importa cuánto quisiera hacerlo, cuanto quisiera tener garras para arrancarle la sonrisa socarrona de la cara, sabía que hacerlo sería una movida muy poco inteligente. Después de todo, no podía ignorar donde estaba.

No por nada el alfa me había traído a la cueva, era para intimidarme y para decirme que verdaderamente no tenía opción. Y en realidad, ¿No la tenía, verdad? Aunque lo odiara, aunque me resistiera con uñas y garras, lo que el alfa Rogers decía era cierto. Yo estaba aquí para servir, ese era mi propósito y siempre lo sería, aunque yo no lo quisiera, aunque intentara rehusarme sabía muy bien que eso no lograría nada. Si el alfa Rogers creía que al entregarme a mí solucionaría los problemas en que se había metido y en que había metido a toda su manada, no me cabía ninguna duda en que me entregaría desnudo con un moño en la cabeza en la puerta de ese alfa.

Y si me rehusaba o intentaba escapar, probablemente me torturaría antes de entregarme.

Rompiendo protocolo, lo miro al alfa directo a los ojos.

—¿Acaso tengo opción?

Su expresión es impasible, pero el brillo de sus ojos refleja triunfo.

—No.

Una sola palabra, pero su finalidad resuena en el eco de la cueva. Pero claro que no tengo elección, ¿Acaso podría esperar otra cosa con la vida que he tenido? Una vida de trabajo duro, maltratos y de sacrificar todo por el nombre de la manada, una manada que me odiaba y escupía mi nombre.

El saber eso, que mi vida siempre ha sido y será así y que no tengo posibilidad de escapar me entumece por dentro.

—Por supuesto que tu sacrificio no será en vano, delta Jungkook. No sólo estarás salvando a la manada pero podrías hacer mucho más. Dentro del clan enemigo tendrías una posición invaluable para nosotros. Solo piénsalo, podrías destruirlos desde adentro.

Suelto una carcajada que suena más como un gemido lastimero.—¿Quiere que sea su espía desde mi invaluable posición como esclavo de ese alfa?—La idea era tan increíblemente tonta, como si fuera a estar en posición para hacer absolutamente nada. Bueno, probablemente tirado de espaldas y con las piernas abiertas. El pensamiento me llenó de asco y tuve que hacer fuerzas para no vomitar.—Está asumiendo que voy a vivir lo suficiente para conseguir información.—Le repliqué secamente.

—No hay que ser pesimistas, delta. Siempre has sido un buen sirviente. Solo tienes que ser pues.. igual de diligente con él y estoy seguro de que te lograrás una posición de confianza.

El estómago se me revolvió con solo pensar en lo que debería de hacer para lograr esa confianza.

—Y por supuesto, nos mantendríamos en contacto. Si haces bien tu trabajo, podrías acabar con esta manada de delincuentes y traidores y volver a casa en muy poco tiempo.

Levanto la cabeza, tratando de pisotear la esperanza que se despierta en mí. No quiero albergar falsas esperanzas, lo he hecho por varios años ya y sólo me ha traído más sufrimiento. Pero lo veo al alfa, y no parece haber falsedad en su voz.

—¿Quién sabe? tal vez cuando vuelvas... Jackson te esté esperando.

No quería creerlo, lo que me ofrecía pero sabía que era mi mejor opción. Mi única opción de cualquier forma. Ya sabía que no tenía elección pero si lo hacía y lo hacía bien, puede que terminara ganando algo de todo esto.

El problema era, ¿A qué costo?
















vendido al alfa; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora