Pérez-Reverte no se dio por rendido, así que luchó por el castellano como él sabe, a lomos de Rocinante, yendo alcohólico.
Pérez-Reverte fue a la RAE, a su preciada silla T mayúscula, y en ese momento pronunció las siguientes palabras:
"Este libro es una lacra antes el castellano."
Al resto de letras les dio igual, pues tal libro no lo leía nadie. -leed este libro, cabrones-Mentrs sto psaba, Pto stava drmindo.
Ah y Pta, que nadie pregunta sobre ella... a ella no le pasaba nada, es más, no sabia la batalla que estaba al porvenir.