Capítulo 2

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Congran decisión Paula y yo fuimos corriendo hacia la entrada de laescuela en busca de la pelota, cuando lleguemos vimos una insólitaescena, al parecer el conserje de nuestra escuela había divisado lapelota, pero la pelota no estaba quieta, la pelota rodaba y rodabacomo si tuviera vida propia. El pobre conserje con los brazosabiertos corría y corría tras la

pelotapero no conseguía alcanzarla, pues la pelota era mucho más rápidaque él.

-¡Ayuda, Ayuda! - Gritaba el conserje - ¡Qué alguien me ayude aalcanzar esta pelota!

Alver que el pobre conserje no podría alcanzar la pelota perdida sinayuda decidí ayudarlo y correr yo también tras la pelota,inmediatamente Paula se unió también para capturar la pelotafugitiva. Aunque eramos tres las personas que intentábamos coger lapelota, la pelota era casi inalcanzable, rodaba y rodaba sindescanso, siempre por delante de nosotros.

-¡Esto no hay quien lo entienda! - Dijo el conserje parando de corrertras la pelota - ¡Tendré que ir a avisar al director!¡Él losolucionará!

Ytras decir estas palabras el conserje fue a buscar al director,dejándonos a Paula y a mí a solas con la pelota de baloncesto.Cuando el conserje salió por la puerta pasó algo sorprendente, lapelota había parado en seco.

-¡Es el momento! - Dije animado - ¡Ahora que la pelota ha paradovamos a cogerla!

-¡No la cojas! - Exclamó Paula - ¡Hay un hombrecillo detrás de lapelota!

-¿Un hombrecillo? - Pregunté incrédulo.

Paulatenía razón, detrás de la pelota se asomaba un pequeñohombrecillo, un hombrecillo con las cejas tan negras y peludas comosu bigote, vestido con unos pantalones azules y una camiseta roja,ambos muy viejos. El hombrecillo se escondía detrás de la pelota yasomaba la cabeza tímidamente para mirarnos

 - Buenos días, niños – Saludó el hombrecillo con una vocecilla aguda - ¿Alguno de vosotros podría ayudarme a encontrar el tesoro perdido de este colegio?

Leonardo y El TesoroWhere stories live. Discover now