Desgracia

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El Santuario rebozaba en aura de felicidad gracias al estado de su diosa, ella, no dejaba de ver el rostro de aquella infante que yacía reposando en su cama.

—Es hermosa —comentó la diosa.

Shion carraspeó.

—Mi señora, si me permite preguntar —dijo el patriarca. Athena lo miró atenta—. Kiki también descendió en tiempo irregular, dígame... ¿Están relacionados?

Saori se mantuvo en silencio, ella estaba consciente de que los caballeros descendían por tandas, de ahí se derivaba la similitud de edades entre generaciones de santos. No le sorprendía que Shion estuviese consciente que tal descenso fuese fuera de tiempo. Ella dio un ligero suspiro antes de decir.

—Shion, aún es muy pronto para saber con certeza, por ahora, necesita alguien que la crie.

Shion asintió.

—Llamaré a Mu —dijo él de inmediato.

—Shion, espera, él está a cargo de Kiki —Saori dijo.

—Entonces seré yo —Shion dijo..

—Shion... —Saori llamó—. No seas egoísta.

El patriarca alzó el pecho y replicó.

—¡No es eso, mi señora! Es sólo... N-n no hay mejor mentor para un lemuriano que otro Lemuriano —Shion desvió la mirada al darse cuenta de que había elevado mucho la voz al principio—. Mis disculpas.

Saori se acercó a él y le sostuvo el rostro, re direccionando la mirada del patriarca hacia ella.

—Entiendo tu percepción, Shion, no dudo que sepas lo que pienso hacer, por favor, confía en mí, confía en ellos.

El pontífice respiró hondo.

—Dígame que no la entregara hasta que sea seguro.

Saori asintió

—No te preocupes. Realiza tus actividades de hoy con tranquilidad. —ella aseguró.

Shion asintió de vuelta.

-X-

Dado que el asunto del bebé atrapó a todos por sorpresa. Mu aprovechó el retraso para ir al bazar del pueblo junto con Kiki para abastecerse de provisiones. No creyó que su maestro lo dejaría irse pronto. La última vez no le agradó que Kiki permaneciera tan alejado del Santuario, tratar de zafarse de nuevo tomaría tiempo.

No dejaba de pensar en la sugerencia de Shaka, pensar que quizá esa noche, sería el momento de entregarse y sentirse realizado como Lemuriano. Aunque las ansias le carcomían su serenidad, debía mantenerse cuerdo y calmado. No tener altas expectativas por el encuentro de esta noche. Sin embargo, eso no significa que no pudiese darle un gesto de cariño, como toda pareja sana lo hace de vez en cuando. Al poco tiempo, él y Kiki se encontraban devuelta en el Santuario. Kiki se le adelantó al notar dos figuras familiares

—¡Señor Aldebarán, señor Aiolia! —su niño dijo.

Ambos santos le sonrieron, Tauro lo despeinó.

—¡Kiki! Gusto verte de nuevo —Aldebarán dijo.

—Nos llegó la noticia de que has despertado tu cosmos, felicidades —Aiolia dijo.

Kiki sonrío de oreja a oreja.

—Buen día, amigos —Mu dijo.

—Buen día, Mu —Ambos dijeron en coro.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora