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Malfoy recibió la carta, esta vez fue en el Gran Comedor. Mientras comía, una carta cayó sobre la mesa, era para él. "Sólo para Malfoy" ponía en grandes letras rojas.
El chico rubio la cogió, y salió rápidamente de aquella grande sala.
"¿Con Potter? ¿Por qué con Potter?" pensó.
Terminada la última clase del día, Malfoy se dirigió al baño de prefectos, quería relajarse y dejar de pensar en aquella persona que le estaba mandando cartas, y que quería que hablara con Potter.
Malfoy estaba subiendo las escaleras cuando se chocó con el chico que vivió.
- ¿Qué haces aquí, Potter? - preguntó Malfoy.
- Vengo de adivinación - respondió el pelinegro -. No te vayas, C.R. me dijo que quería que habláramos.
- Cierto, C.R. me tiene harto, si tanto le gusto a esa persona, que venga a verme, no que me mande a otras personas.
- Eh, bueno - dijo el chico de las gafas rascándose la nuca -. Es cierto que C.R. me dijo que te intentara conocer para que contarle cosas sobre ti pero - miró los labios del Slytherin -, m-me... Gustas - se sonrojó.
- ¿Te gusto? - se sorprendió - ¿le gusto al chico que...? - no terminó la frase, Potter le lanzó una mirada pícara -. Aunque me cueste admitirlo, estás jodidamente bueno, Potter - le dio un tímido beso.

Querido Malfoy:
Así que Potter, ¿de verdad? Ahora estoy fatal, ¿por qué, Malfoy? Te lo envío para que charleis y termináis morreandoos. Seguiré intentando hacerte mío.
~C.R.

Querido MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora