Recuerdos

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No pude dormir. No podía. Los recuerdos me lo impedían.

-Dispara, joe.- le dijo un hombre con barba a un chico.

-n-no puedo, padre. Es un animal indefenso.- miró al hombre.

- DISPARA SI ERES HOMBRE!-. Podía sentir el miedo de ese chico.

Pum. Silencio. Una risa.

Miré el cielo estrellado.

Música, alegría, niños corriendo emocionados.

Las luces se encendieron. El show debía comenzar.

-Damas y Caballeros.- dijo con una sonrisa.- Niños y Niñas-. miró hacia atrás.- Les presento a nuestra estrella de la noche, por favor un gran aplauso para, ¡Fuego! y su domador ¡Mike!-.

El público bramó sus nombres.

-¡Fuego!¡Mike!¡Fuego!-. canturreaban.

Un aro de fuego apareció frente a la jaula del león, el domador miro al público y abrió la jaula.

El león rugió. El domador sonrió, La gente se silenció.

Una, dos, tres pasadas del león a través del aro.

El domador apuntó al león con un palo y lo guió a la jaula.

Un segundo, solo eso basto para que el león arremetiera contra él.

Gritos y silencio

Rugidos y sangre.

Mis ojos se cristalizaban.

Caminaba entre los árboles hasta que un graznido me alertó.

Miré al cielo. Patos.

Volaban hacia el oeste despavoridos.

Un estallido. Un pato cayó.

Otro estallido, otro pato cayó

Muertos, asesinados por cazadores.

Solo pude suspirar y tratar de conciliar el sueño.

Desperté junto al alba, me quede sentado hasta que decidí ir al lago. Allí estaban Gea y una chamán. ¿Tendrá esto algo que ver con mi misión?.

-Buen día madre. Chamán.- hice una pequeña reverencia.

- Ven con nosotras Edén.- las seguí a través de unos arboles.

Llegamos a un claro del bosque. La chamán sacó una piedra azul de su bolsillo y la dejo frente a un árbol.

Ya no se escuchaban pájaros, ni grillos. Solo silencio.

Una luz blanca salió de la piedra y rodeo el árbol. Una parte del tronco se abrió, como una puerta. Dentro se veía literalmente nada, el vacío mismo. Están locas si piensan que voy a tirarme ahí.

La chamán me miró, y sin decir nada, se tiró. Cayó por el tronco, pero nunca se escucho un estruendo.

¿Seguía cayendo?. ¿Que había dentro del tronco? ¿Teníamos que tirarnos también?.

Gea también cayó. Dudando, caí también.

Oscuridad y silencio. La nada misma.

- ¡Vamos!.- un hombre abrazaba un cuerpo bajo la lluvia.- n-no podes morir.- lágrimas caían de sus ojos.

El ciclo de la vida era poderoso. Pero los humanos lo interrumpieron, matando con fuego. A sangre fría.

Abrí los ojos. Una mesa estaba frente a mí, con papeles, libros y frascos. A mi derecha un mueble con más cosas. Más allá un fuego con una caldera. Definitivamente era la casa de la Chamán.

- Edén. Ven por favor.- Gea se oía tranquila. Nos paramos frente a una planta con flores extrañas. Era raro no sentía la vida de la flor, como si no fuera parte de la naturaleza. Ya había sentido, al caer, la vida de las demás plantas que había allí. Pero esta no ¿porqué?.

- Veo que está desconcertado, guardián.- Solo la miré.- No esta viva, por eso no puede sentirla.- Si antes estaba confundido, ahora es peor.

- ¿Cómo es eso posible?.- Miré a la chamán a los ojos.

- No es una planta, es un piedra hechizada por mí.- ¿Qué?, hizo pasar una piedra por una planta.

- ¿Por qué me enseña esto?.- No veo que tenga que ver esto con mi misión, va a hechizarme y convertirme en ¿flor?.

- Con tus cuernos no podrás pasar inadvertido, te temerán. Se que no quieres eso.- dijo esto mirando a Gea.- Podrían hasta matarte.- me miró fijamente.

No quería morir. No podía morir.

- ¿Cómo pasaré inadvertido?.-

- Edén.- me agarró de los hombros.- tenemos que ocultar tus cuernos, te hechizaremos.- dijo mi madre con total seguridad.

Ocultar, mis cuernos.

- Solo los guardianes y Gea podrán ver tus cuernos. Los humanos no.- dijo la chamán mientras se daba vuelta hacia un estante. Buscaba algo.

- Lo haré.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2021 ⏰

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