11 Octubre 2012
Hola Sophia,
Mientras tomo mi café y mi cigarrillo en el desayuno me he acordado de la vez en la que nos quedamos encerrados en tu apartamento porque tu compañera de piso había cerrado la puerta por fuera y no podíamos abrir. Hicimos lo mismo que hago yo ahora, solo que con cervezas y mirando el cielo.
"¿Por que las cosas que más daño nos hacen son las que más deseamos hacer?" me preguntaste mirando detenidamente el fondo de tu vaso.
"No lo sé, supongo que como humano tenemos límites, pero no nos gusta tenerlos, así que hacemos lo más peligroso para sentirnos invencibles".
Y entonces nos quedamos mirándonos.
Y sé que querías que te besara.
Sé que querías que hablásemos de algo más.
Sé que yo era el que te hacía daño.
Pero no te besé, no hablamos de nada más, y yo llamé al cerrajero.
- H