Chubby!

Apaga la luz

—Carajo, sabes que odio pedir las cosas por favor, pero, por favor, apaga la luz —suplicó el país de los 50 estados, encogiéndose bajo el ruso, aquel que le aprisionaba entre su cuerpo y el colchón.

—¿Por qué? —ladeó ligeramente el rostro, mostrando una expresión confusa pues el americano nunca había puesto una condición como esa cuando intimaban.

—... —algo enfurruñado (y avergonzado) se abrazó a sí mismo, sintiendo los ojos acuosos—. Te... ¿Te sigo gustando así?

El ruso, perplejo observó a su pareja, intentando comprender. Ya estaban desnudos, conectados y, sinceramente no esperaba que a esas alturas el otro se pusiera tan... tímido.

—¿De... qué hablas? —ligera diversión se asomó en su ronca y agitada voz —Estás precioso, endemoniadamente sensual —habló entrecortado, empezando a embestirle a un ritmo pausado pero constante.

Estados Unidos cerró con fuerza los ojos e hizo que las lágrimas acumuladas corrieran por sus mejillas mientras comenzaba a gemir a la par de cada estocada.

—USA, con o sin peso de más me encantas, mucho... Carajo —maldijo, aferrando sus manos a las caderas del mayor, deleitándose con la deliciosa sensación de ser acogido por el apretado y cálido interior del americano—, te amo, gordito o no.

USA ya no sabía si lloraba de placer o por las palabras del menor, sólo atinó a aferrarse a la ancha espalda del ruso, abrazándole con fuerza.

Y así, simplemente se olvidaron del asunto y sólo se concentraron en entregarse plenamente a aquel momento carnal pero colmado de amor.

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—¿Te lastimé?

—Ni un poco —respondió risueño Estados Unidos, quién perezosamente descansaba su cabeza sobre uno de los brazos de Rusia.

—Lloraste, creí que lo había hecho —aclaró, acariciando la tersa piel de la cintura del norteamericano, este sólo se ruborizó.

—No lloré por eso —le dió un rápido beso en la barbilla antes de girarse, dándole la espalda; el ruso no tardó en aproximarse y abrazarle desde atrás para que adoptaran posición de "cucharita".

—¿Enton-...

—Cállate, mejor durmamos.

El eslavo bufó, apoyando su barbilla sobre la cabecita de USA, mismo que rió quedito antes de girarse y besarle la mejilla.

...

Sí, había llorado por el sincero amor del eslavo. Tan desinteresado en cuanto a su apariencia que, simplemente le abrumaba de una manera,

... Simplemente le amaba.