—Tony, has despertado.
Él se miraba confundido pero no tardó mucho en atar cabos y seguidamente volví a escuchar su voz, esa voz que ahora se escuchaba lastimada.
—¿Por... qué?— en mi mente, Tony ya había hecho esa pregunta incontables veces, todos los días me imaginaba diciéndole algo como "que ingenuo" o simplemente "¿Acaso no era obvio?" Pero no pude, veía sus ojos llenos de dolor, de traición, y no pude responder al instante, así que con toda seguridad fingida sólo le dije.
—Sólo eres trabajo.— y admito que esas palabras me supieron amargas, pero las cosas ya estaban hechas, no podíamos volver atrás.
—¿Todo este tiempo? ¿Cómo pude ser tan iluso, tan idiota?— se dijo a sí mismo, ahora él se negaba a verme.
—Tony.—le llamé pero sólo se dedicó a ignorarme lo que restaba del día.
Y pronto el día se volvió noche, luego semanas, hasta que finalmente teníamos tres meses de tener a Tony con nosotros pero él soportaba las torturas con terquedad y se negaba a darnos tecnología, su nanotecnología.
Todos los días lo metían a las salas de interrogatorios, todos los días escuchaba sus gritos y por las noches entraba a su habitación para curar sus heridas, para pedirle que cooperara porque no quería que lo siguieran tocando.
Pero él se negaba, y pasó algo que no teníamos esperado.
Tony intento suicidarse con tal de no colaborar.
Y tuve miedo de que lograra hacerlo un día, así que me ofrecí como voluntario para vigilarlo las 24 horas del día. Por las noches dormía encadenado a él y eso me hacía recuperar un poco la paz, porque podía verlo, tocarlo y asegurarme de que seguía vivo.
—¿Fue divertido Rogers?— me preguntó luego de meterlo a bañar.
—No hagas esto, Tony. Tenía que hacerlo, nací para ser parte de HYDRA.
—¿Te gustó mentirme? ¿Decirme que sentías algo por mí cuando no era así? ¿Te gustó?—preguntó con insistencia.
—No todo fue mentira, Tony.
—Como si fuera a creer semejante mierda.
—Tu lenguaje, Tony. No me gusta que uses malas palabras.— le reprendí.
—Como si me importara.— de ahí no volvió a dirigirme la palabra por más que lo intentara.
Cuando pasó el quinto mes, tenía un mal sabor de boca, un mal presentimiento, pero no sabía porqué. Hasta que pasó.
—Debiste haber cooperado, Tony.— le dije luego de encontrarlo, Tony había explotado medio laboratorio y había escapado, ¿cómo?, nadie sabe, pero lo encontré cuando estaba a punto de escapar.
—Rogers, fuera de mi camino— gritó, y todos mis sentidos estaban alerta, algo seguía mal pero no podía saber qué carajos era, necesitaba deshacerme de esta sensación.
—Tony, podemos arreglar las cosas.
—No hay nada que puedas hacer, Steve.
Y entonces lo comprendí a la perfección cuando lo vi.
Tony sangraba, sangraba mucho, me acerqué corriendo y puse mi chamarra para detener el sangrado, pero él estaba más que pálido.
—Venga Tony, no puedes morir, mi vida, no me dejes, Tony por favor, resiste un poco.
Pero mis esfuerzos fueron inútiles.
Tanto así que llevo visitando una tumba por 12 años seguidos.
