Jeon Jungkook odia las cosas del amor, y sobre todo, los novios. Su madre desea que tenga una pareja para que así sea feliz y deje de ser tan antipático, así que decide "alquilar" a un chico con una preciosa sonrisa, Kim Seokjin, para que sea el nov...
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—Podríamos mandarnos a hacer una camisetas con las siglas J.O.V.A.J.Y.J.P.Q.V.F.P.S., así seríamos únicos y especiales.
—Por dios Namjoon si no te callas voy a meterte mi zapato en la boca.
—Baia baia, pero que príncipe más agresivo.
—Apoyo las dos mociones, la de las camisetas y la del zapato.
Todos se giraron hacia Yoongi, que se encogió en su lugar. Se limitaron a rodar los ojos, viendo entre los arbustos donde estaban escondidos, volviendo a mirar a Jungkook que había salido de su casa al fin, yendo a una tienda de discos para comprarse algo, siguiéndolo después cuando caminó hacia un puesto de helados. En ese mismo momento estaba sentado en la banca de un parque, sin mostrar expresión alguna, indiferente al mundo.
Sin ver al chico que se acercaba a hablar con él.
—Es tan bello —suspiró Hoseok.
—Tiene la misma narizota de Yoongi —se burló Namjoon.
—Lo que importa es lo de abajo —replicó Hoseok callando a todo el mundo.
El chico se detuvo frente a Jungkook, que lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué quieres, Enrique? —preguntó Jungkook.
—Uy mi amor estás como puerta de taxi pa' darte duro —dijo Ricky Martin sonriendo—. ¿No quieres ser mi segundo baby?
El pobre de Ricky terminó con el helado sobre su cabello.
Observaron a Jungkook marcharse con pisotadas, gruñendo por lo bajo, y en Ricky que se iba a coquetear con un grupo de chicas al otro lado del parque.
—Eso fue un gran fracaso —dijo Tae en medio del silencio.
—Vaya, no me digas —espetó Hoseok.
—Oh no, ya van a comenzar —murmuró Jimin.
—Sólo estoy señalando algo —protestó Tae.
—Bueno, si no te gustó este plan, ¿qué se te ocurre a ti? ¿Acaso hacer que los extraterrestres se rapten a Jin y Jungkook y los dejen juntos en un planeta? —gruñó Hoseok.
—Esa no es tan mala idea —concedió Tae.
Hoseok se giró hacia Yoongi, que los observaba en silencio.
—¿Me puedes decir qué demonios le viste?
El aludido se removió en su lugar, incómodo, pero antes de hablar fue interrumpido por Namjoon:
—Sólo tenemos que hacer que Jungkook y Jin hablen una vez más —dijo llamando la atención de sus amigos—. Estoy seguro de que si vuelven a hablar, se aclararán las cosas entre ellos —observó a Yoongi y Hoseok —. ¿Han llamado a Jinnie?
—No responde las llamadas —dijo Hoseok con pena.
—Y cuando vamos a su casa no nos abre —agregó Yoongi.
Otro momento de silencio.
—Podríamos raptar a Jin y hacer que Jungkook vaya a rescatarlo como en una película de acción —sugirió Tae de pronto.
—Y luego mandarnos a hacer camisetas —cedió Namjoon.
—O simplemente —dijo Jimin entre dientes—, hacemos que esos dos se encuentren por accidente.
—Qué aburrido —resopló Namjoon.
—Joonie, cariño, ya van dos meses sin sexo —dijo Jimin con dulzura.
—¡Veremos quien se jode, si tú o yo! —chilló su novio.
—Yo tengo mis juguetes —replicó Jimin.
—¿Cómo podemos estar manteniendo esta conversación? —preguntó Hoseok exasperado—. Averiguaremos qué está haciendo Jin. Cuando lo sepamos, ustedes se encargaran de llevar a Jungkook allá, ¿entendido?
—¿Averiguaremos? —murmuró Yoongi.
—Sí —Hoseok lo miró con los ojos entrecerrados— Tú, Tae y yo iremos. Es hora de tener una conversación.
—Santa Virgen de la papaya, esta noche te castran —rezó Jimin señalando a un pálido Yoongi.
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