Prólogo

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Yoongi tachaba la palabra "leche" de la lista de la compra mientras Hoseok cogía el cartón que contenía seis bricks de la estantería y lo dejaba dentro del carrito, al lado del resto de los productos. Necesitó varios intentos para que el bolígrafo funcionara, incluso acabó haciendo un garabato en la esquina del pequeño papel.

Había apretado tan fuerte contra el papel que las líneas incoloras eran fácilmente percibidas gracias al hundimiento del material en aquellas partes por donde la punta redonda del bolígrafo había pasado sin dejar tinta alguna.

—Solo nos faltan los helados — Yoongi dobló el papel repetidas veces antes de meterlo en el bolsillo de sus pantalones cortos. El bolígrafo, por otra parte, fue dejado en el interior de su bolso con la posibilidad de perderse en el fondo.

En algún momento, dejó de escuchar los pasos de Hoseok detrás suya, pero no se molestó en buscarlo. Él, a diferencia del alfa, eran un felino doméstico por lo que su olfato no era tan bueno. Hoseok, por otro lado, no tardaría más de medio minuto en dar con su paradero en aquel supermercado.

Nada se le escapaba a su olfato de lobo; ni Yoongi ni esas galletas o dulces que seguramente habían llamado su atención, y por ello no estaba junto a él.

"Es como un cachorro" Yoongi sonrió levemente al pensar en ello, pero al conectar la mirada con una señora que lo miraba fijamente volvió a su natural cara inexpresiva.

Se detuvo frente a los congeladores y cuando divisó donde estaban los helados magnum abrió una de las puertas. Un fresco agradable hizo contacto con su mano y acaricio parte de su brazo desnudo. Aquel año el verano estaba siendo horriblemente caluroso así que agradeció la sensación momentánea.

—Yoongi...—Ahí estaba otra vez esa voz... Esa voz cuyo tono era una mezcla entre ruego y aegyo. Se contuvo de suspirar antes de girarse para mirar al alfa.

Sus ojos suplicantes de cachorro — más abiertos de lo normal para infundir ternura —y ese labio inferior salido en un puchero no hacían más que debilitarlo por dentro. Ya podía escuchar a su hermano burlarse de él.

Hoseok enemigo usó ruego de cachorro ¡Es muy eficaz!

Pero lo que más lo debilitó fue ver lo que traía Hoseok en las manos. Yoongi podía jurar que sus pupilas se dilataron cuando sus ojos se encontraron con el famoso personaje de color rosa, la pantera rosa. Casi podía saborear la cobertura de fresa y la suave crema en el interior del bizcocho.

¿Qué importaban unos kilitos de más? De todas maneras tenía que empezar a hacer ejercicio. La futura dieta que le esperaba lo motivaba todavía más a aceptar, por esta vez, el capricho del alfa.

Hoseok pudo ver la duda del felino al igual que ese brillo en su mirada gatuna. Sus ojos no se alejaba del paquete, acechando a su "presa". Hoseok empezó a sonreír.

Hoseok: 1

Yoongi: Victoria en todas las demás.

Pero Hoseok había dado por vencida la batalla demasiado pronto ¡No había contado con que el ataque acabaría siendo un simple golpe crítico! A Yoongi todavía le quedaba 1 PS y pensaba aprovecharlo para sobrevivir a la tentación.

—Deja eso donde lo encontraste — exigió con indiferencia en su voz y siguió caminando dejándolo atrás en una clara posición de no aceptar queja alguna.

Hoseok, derrotado, dio media vuelta y se perdió entre los pasillos.

Hoseok: Triunfando en la vida como siempre con ironía.

Yoongi: Máster en victorias.

Los pasos de Yoongi vacilaron cuando escuchó los susurros y se obligó a sí mismo a no darles importancia, después de todo ellos no lo conocían... Tal vez ese era el problema.

Hoseok se había criado en ese pueblo rodeado de bosques y montañas. En toda su esencia aquel era un pueblo de lobos que poco a poco había abierto su hospitalidad a otras especies salvajes. Y Yoongi era un forastero doméstico, aunque ese no era el problema.

Hoseok desde siempre había sido una persona con un aura de alegría envidiable y una sonrisa que era difícil de hacer desaparecer. A medida que el alfa crecía estas características no habían cambiado ni un poco. Se había vuelto un ciudadano tranquilo, considerado, servicial, hospitalario y dispuesto a ayudar a cualquiera que precisara algo de ayuda.

La gente se esperaba que alguien tan brillante y tan bueno como Hoseok encontrara un omega que transmitiera esa misma energía bondadosa, y en lugar de eso, había vuelto al pueblo con un felino introvertido que apreciaba su tiempo en el hogar y rara vez se dejaba ver por las calles.

Inexpresivo, esquivo, desconocido... todos esos atributos lo hacían ser objetivo del recelo del pueblo y de la palabrería de las personas que no se explicaban cómo alguien como él estaba con alguien como Hoseok.

Pero ellos no lo conocían y realmente tampoco conocían del todo a Hoseok. Y mucho menos conocían la historia de como se conocieron hasta el día presente.

Lastimosamente esa historia no empezó de la mejor manera...


Oficialmente comenzaré a resubir esta historia

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Oficialmente comenzaré a resubir esta historia. Originalmente contaba con 11 capítulos publicados y todavía se encontraba en emisión.  A medida que vaya actualizando, realizaré pequeños cambios para mejorar la lectura y iré añadiendo escenas. Esto se debe a que la idea original era dividir la historia en dos, cada uno centrándose en un shipp y completando la historia desde diferentes puntos de vista. Al final no me convenció por lo que es necesario añadir esas nuevas escenas para completar la historia y que se entienda mejor lo que ocurre.


Sin más, bienvenidos de nuevo a Desacougo :)

-Raquel


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