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Jimin salió del cuarto de baño sintiéndose liberado. Se había estado aguantando las ganas debido a una urgencia en la clínica.

Un caniche había venido con temblores debido a la ingesta de una planta tóxica para su organismo. De nuevo, la estancia se había llenado de olor a vómito y, por supuesto, su olfato no agradeció el plus de la diarrea.

En momentos como aquel Jimin deseaba no ser un híbrido o por lo menos no uno canino.

—El híbrido ha despertado — le advirtió Chorong desde una de las puertas del pasillo. Concretamente, la habitación donde estaban los animales internados que debían estar bajo rigurosa vigilancia por el momento. La chica parecía haber estado esperando a que saliera del baño.

Gracias a Dios, por lo menos Chorong tenía esa consideración. Sus otros compañeros habrían tocado a la puerta del baño ante cualquier novedad.

Le agradeció por el aviso cuando pasó por su lado al entrar en la habitación.

—¿Podrías quedarte afuera vigilando que nadie entre? Necesitamos algo de privacidad.

La joven aceptó sin rechistar, de todas maneras, las cosas parecían estar tranquilas en la clínica. Y aunque estaba un poco preocupada de que alguno de los animales internados empeorara de repente, confiaba en Jimin.

Cuando se encontró "solo" en la habitación, el omega recordó que se había lavado las manos antes de salir del baño. Por suerte, no había utilizado jabón porque se había acabado por lo que tras pasar un par de veces las manos por su cuello, estuvo seguro que su olor se había quedado impregnado en la piel. 

Sus zapatillas de tela fina del trabajo apenas hacían ruido al caminar, pero Jimin tuvo particular cuidado en no hacer nada que pudiera asustar al híbrido que seguramente seguía un poco desorientado por la anestesia. El efecto no duraría mucho ya que el organismo de los híbridos era así de impresionante; desde curación más acelerada en comparación a los animales y humanos hasta más resistencia inmunológica. Aunque como todo, también tenía su parte mala.

La vida con una parte racional y otra instintiva era a menudo complicada, pero algo a lo que uno se acostumbraba. El comportamiento de cada híbrido estaba estrechamente entrelazada con su parte animal, pero no lo era todo y los humanos pecaban de ignorantes en aquel ámbito. Aunque más que ignorantes parecían tontos, pareciera que no supiesen que el comportamiento y la personalidad eran cosas completamente diferentes. ¿Acaso las personas que tenían dos animales—o más — de la misma raza no notaban diferencias en la personalidad de cada uno? 

Sus instintos no los definían, solo eran una parte de la complejidad que conformaba a los híbridos también conocidos como cambiaformas. Algunos eran más famosos que otros y no siempre eran famosos por cosas buenas. Por ejemplo, a los mapaches se les acusaba de ser mezquinos y agresivos, y los híbridos de mapache habían heredado la misma fama.

Él como híbrido de shiba inu tenía muchos rasgos de su animal, como el de ser desconfiado con los desconocidos que podría estar ligada con la inseguridad. Esta inseguridad se transmitía a su parte humana y se transformaba en timidez, pero que él fuera inseguro al principio no quería decir que todos los shiba inus lo fueran, de hecho el periodo de socialización durante pequeños tenía gran repercusión en el comportamiento de los híbridos.

Cuando estuvo frente a las jaulas, Jimin se puso de cuclillas mirando a una en específico que estaba a ras del suelo, los ojitos gatunos de color azul del híbrido le devolvieron la mirada.

 —Te pondrás mejor, Yoongi. — las orejitas rotaron parcialmente al escuchar su voz, su mirada transmitía confusión —¿Ese es tu nombre?— el minino asintió luego de un tiempo.

Desacougo [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora