3.

2.5K 342 17
                                    

Cuando un fuerte invierno llega a Seúl y el primer rayo golpea a la ciudad con fuerza, la luz del relámpago atraviesa la habitación y al momento se quedan ha oscuras, la pantalla de la computadora siendo su única luz. 

El grito de Sana se escucha desde el baño y Chaeyoung entrelaza sus dedos con los de Mina apretandolos con fuerza. Su mano temblando bajo la suya.

Mina mantiene la respiración a la nueva sensación, el tacto es extraño, nuevo, cálido. Es la primera después de que vino a Corea que alguien agarra su mano de esa forma. ¿Debería apretar su mano también?

La menor nota lo que acaba de hacer y aparta su mano con rapidez. Mina la mira confundida.

—¡Lo siento! 

— Chaeyoung, está bien.

— No, no debí hacerlo, no quise incomodarte, perdón.

¿Por qué se incomodaria con eso?

— No lo hiciste...

Otro trueno cae, muy cerca del edificio, y Chaeyoung se cubre los oídos. —Oh Dios — murmura cerrando los ojos.

Mina pone la computadora a un lado y agarra las manos de la otra chica separandolas de su rostro, Chaeyoung la mira fijamente y Mina sonríe.

—¿Qué... Qué haces?

Puede oír la respiración agitada de Chaeyoung.

— Te dije que no me molesta. —suavemente arrastra sus manos por la piel de la menor y sostiene las palmas de su manos. Mina entrelaza sus dedos, ella sabe que agarrar las manos es una forma de buscar tranquilidad, y si eso calma a la menor, va a dejarse sostener la mano cuando desee. Es algo que hacen los amigos. —  Lo puedes hacer siempre que quieras. ¿Si?

Mina no lo puede ver por la oscuridad de la habitación pero bajo su tacto las mejillas de  Chaeyoung se tornan rojas.

—Okay....eh..— Chaeyoung se aclaró la garganta—... Deberías ir a ver a Sana debe estar teniendo un ataque cardíaco en el baño.

¡Sana! ¡Se había olvidado de ella! Si Chaeyoung le tenía miedo a las tormentas Sana les tenía terror. Mina suelta sus manos y se levanta enseguida en busca de su otra compañera.

Antes de salir del dormitorio regresa a ver a Chaeyoung que sigue sentada en su cama, sosteniendo una almohada sobre su pecho. 

— Quédate a dormir.

— ¿En serio?

— Si, no me quiero quedar sola en la oscuridad con Sana.

Después de todo la mayor parte del grupo estaba haciendo un photoshoot, y no iba a dejar sola a la menor. Nunca se atrevería a hacer eso.

Soulmate: tú nombre en mi piel ; michaeng Where stories live. Discover now