Mi nombre es Francisca, tengo 26 años y hace días que siento la necesidad de escribir. Estoy sufriendo la crisis de los 30, cuatro años antes, mi diagnóstico de ansiedad me ha adelantado en preocupaciones, básicamente porque este tipo de trastornos te orilla a pensar un montón de cosas estúpidas e innecesarias.
Actualmente soy una enfermera cesante, en un país donde el odio social se ve cada día más. Así que imaginen pertenecer a un gremio horrorosamente competitivo en un país lleno de odio y frustración por razones político sociales y a veces simplemente por personas frustradas (aún más que yo), que no tienen nada mejor que hacer que tirar mierda gratis a cualquiera.
Por lo que aquí estoy... Cesante, triste y frustrada pensando en algo que escribir, porque mantengo tantas ideas en mi mente, que me gustaría organizar una parte para escribir algo maravillosamente literario. PERO, lo único que tengo para contar es la historia de una mujer de 26 años que en este momento no piensa con claridad, por razones que poco a poco iré contando o quizás no. La verdad estoy escribiendo sin un norte así que no tengo idea de lo que voy a contar o no. Solo sé que necesito sacar lo que siento y al parecer solo escribirlo en donde nadie nunca lo lea no es suficiente, así que lo que queda es contar cosas que quizás a nadie le importan, pero a quienes si quieren seguir leyendo ¡Bienvenidos sean! Esto es sin personajes de ficción, sin romanticismos ideados (que hasta el momento lo único que han hecho es romperme el corazón y la integridad al punto de perderme como persona). De ahora en adelante lo que lean es pura y brutal realidad nos guste o no.
