Final Alternativo.🌻

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Sabes cuándo tienes un sueño, de esos que son tan hermosos que no quieres despertar. De esos que te dejan un mal sabor en la boca cuando, a la mañana siguiente, te das cuenta que sólo fue un sueño y no poder esperar a que sea de noche para poder soñar lo mismo de nuevo.

Eso era, exactamente, lo que yo estaba pasando. O, al menos, lo que yo creía que estaba pasando.

Me encontraba en un lugar maravilloso, con flores de todo tipo y de todos los colores. Habían grandes árboles de cerezos, con hojas esparcidas por todos lados. Había también un lago. Un lago con el agua tan transparente que dejaba a la vista todo tipo de peces, de diversos colores que nunca había visto antes.

En medio del lago, flotando como un ángel, se encontraba Jungkook. Pese a que estaba en el agua, su ropa estaba seca y bien alisada. Sus ojos se encontraban cerrados y sus labios entreabiertos. Vestía una camisa blanca que decía “Young Forever” en letras grandes de color negro y un Jean roto de las rodillas.

Emocionado por verlo ahí, me lancé al agua. Pataleando más y cada vez más para llegar hasta donde se encontraba él.

Cuando ya estaba un poco cerca, me percate de algo más. Jungkook estaba llorando. Y no, me temía que aquello que caía de sus ojos no era agua cristalina proveniente del lago. Aquello eran sus lágrimas que se acompañaban de un quejido melifluo. Tan suave como el terciopelo.

Él no de había enterado que estaba allí, junto a él. En cambio, seguía llorando desconsoladamente; así, como había llorado yo por él.

Nadé hasta su lado y me quedé un momento en silencio. Apreciando más de cerca su belleza. Incluso ahí, llorando y más pálido que nunca, me seguía pareciendo el ser más precioso del planeta.

Sin pensarlo más, lo jalé de la camisa para que estuviera más cerca de mí. Él se asustó mucho al principio, pero al percatarse que era yo solo se dedicó a verme sorprendido. Con sus ojitos mirándome asombrado.

Su llanto había parado por fin, pero seguíamos sin decir palabra alguna. Sólo mirándonos en aquel cómodo silencio. Hasta que él por fin habló.

— Ji-Jimin, ¿Qué haces aquí? —Preguntó tartamudeando. Su voz era más hermosa de lo que yo había alguna vez soñado o imaginado. Era grave, pero suave. Dulce, pero rasposa. Era simplemente perfecta.

— No lo sé. —Respondí rascándome la cabeza nervioso.— ¿Qué haces tú aquí?

Él me miró incrédulo un momento. Bufó molesto y se alejó de mí quejándose en susurros.

— ¿Cómo que qué hago aquí? —Contestó Molesto.— ¡Estoy muerto Jimin!

Lo miré expectante, pero en realidad estaba confundido. Mentiría si digo que ya había captado la situación, pero lo cierto es que no lo había hecho y necesitaba que Jungkook me lo dijiese.

— ¿A qué te refieres, Jungkook? —Cuestioné mientras me acercaba a él de nuevo, que ya se encontraba en la orilla del lago, sentado.— Este es mi sueño, en mis sueños tú no estás muerto.

Él volvió a bufar.

— Te equivocas. —Dijo fríamente.— Este es mi sueño.

Me quedé callado por un momento. Tenía miles de preguntas volando por mi cabeza. Primero, porque era yo quien siempre soñaba con Jungkook. Segundo, en mis sueños Jungkook nunca estaba muerto. Tercero, este no era el Jungkook de mis sueños. El Jungkook de mis sueños no bufaba, no gruñía ni lloraba, mucho menos. El Jungkook de mis sueños era, más bien, tierno, dulce y muy cariñoso. Tampoco hablaba.

— Lo que quieres decir es que... Yo estoy en tu sueño y tú estás muerto, eh. —Dije, casi irónicamente, sólo casi.

Él me miró serio y asintió. Sin saber lo tonto que se escuchaba eso. Reprimí una risa y miré hacia otro lugar que no fuera él.

El Jardín de Jungkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora