Parte 1

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Aclaraciones: 
1. Es un solo capítulo, pero debido a que es largo, lo dividiré en varias partes.
2. Los pájaros con los que Gerard habla son "azulejos" así se llama la especie, lo aclaro para que cuando lean la palabra piensen en los pájaros y no en las losas para el piso.


Gerard está soñando. Sabe que está soñando, pero eso no quiere decir que no lo esté disfrutando. Ni siquiera está seguro de lo que está pasando, pero sabe que está en una banda, una banda real y jodidamente buena, y sabe que hay alguien que le interesa, alguien que está interesado en él, y sabe que es feliz y que no odia nada, así que continúa con ello. Solo brinca suavemente de escena en escena, Mikey en algún lugar de la misma, a la deriva de esta vida que no existe, y luego alguien jala su jodido cabello y despierta.

"Gnargh," dice, y trata de jalar su almohada hacia su cabeza. "No hay forma de que sea hora de levantarse aún. Vamos."

Otro tirón, y Gerard sabe por experiencia que no parará hasta que esté parado o por lo menos sentado en la cama, así que avienta lejos la almohada y dice, "Sabes, no es agradable despertar a las personas de buenos sueños. ¿Dónde estás, gilipollas, cuando tengo una pesadilla, eh?"

El pájaro azulejo en su mesita sólo lo mira y pía.

"No," dice Gerard, recorriéndose para recargarse contra la cabecera. Joder, su cabeza está palpitando como mierda. "No te diré."

El pájaro azul pía de nuevo. Suena algo enojado

"Porque si dices un deseo no se cumple," Gerard gime y balancea sus piernas por un lado de la cama, se rasca y estira, y flexiona sus pies. "Dah."

El pájaro hace un sonido de queja y revolotea hacia el alféizar de la ventana. Otro pájaro estaba asomándose ahí también.

"¿Qué hay?" dice Gerard en un bostezo.

El pájaro no contesta.

Gerard rueda los ojos. "Como sea."

Levantarse cuesta una mierda de trabajo. Todo duele – ni siquiera recuerda lo que hizo con Mikey anoche, pero aparentemente la pasaron bien. Su boca sabe a jaula de hámster, joder, y sus ojos se sienten tres veces más grandes para sus cuencas, calientes y secos.

Se coloca un par de bóxers – debió haber estado agotado como para dormir sin ropa – y empuja la puerta de su habitación. Apenas evita pisar a los tres ratones que corren hasta la cocina con él. "Cuidado, chicos. Un día de estos, lo juro por Dios."

Golpea el interruptor de la cafetera. Los ratones de alguna manera se trepan al mostrador, usando un taburete como escalera, y sacan un filtro limpio para Gerard, lo cual es bueno, y él no puede encontrar una taza limpia pero están en ello también, balanceándose uno bajo el grifo. Gerard saca un par de galletas de la caja en el alféizar y las desmorona sobre el mostrador.

"Es todo lo que tengo, hombre," dice cuando uno de los ratones le lanza una escéptica y desaprobadora mirada. "Traeré la despensa el fin de semana, denme un maldito descanso."

Encuentra sus cigarrillos en el secador y lo enciende – oh, Dios, la primera calada duele tan jodidamente bien y la mantiene en sus pulmones durante un minuto antes de toser bastante espectacular. Se golpea el pecho, haciendo una mueca, y los ratones alzan la vista de las galletas. Gerard jura que uno de ellos levantó sus cejas.

"Mi casa, mi adicción," le dice, y luego tose un poco más. El café se está tardando una puta eternidad y vuelve a su cuarto por su manta, tropezando con los zapatos gigantes de Mikey que dejó tirados por todo el lugar. Jodido Mikey.

Una emergencia del corazónWhere stories live. Discover now