« ᴀᴅᴏᴘᴄɪᴏ́ɴ »

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Ambos pequeños vivían en la ingenuidad dentro de un infierno pintado de rosa a base de mentiras y secretos.

El rubio siempre fue alguien alegre sin muchas preocupaciones, de verdad  creía todo sin digerirlo demasiado, por otra parte el azabache era similar al contrario con la gran excepción de que este analizaba aún más.

Ambos se complementaban genuinamente, no por ser polos opuestos sino por incidir en muchísimas cosas, eran inseparables y eran muy pocas las veces que los veías separados, una amistad duradera y sincera con sentimientos puros, inocentes e inconscientes.
Particularmente, cierto 12 de octubre del año 2045 parecía ser un día precioso, ambos jugaban en compañía de su hermana pelinaranja, Emma al igual que con el resto de sus hermanos siendo atrapados sucesivamente por Norman.

- AAAAGHHHH ¡ÉL SIEMPRE GANA! ¡QUE INJUSTO! - se quejó el infante rubio
- Quizá podrías esconderte conmigo o podríamos correr juntos - el peliazul sonrió suavemente acercándose al opuesto.
- De todos modos te atrapan, torpe -
- Al menos me atrapan después que a ti, T O R P E - remarcó las últimas palabras con un tono más fuerte.

Ambos forcejearon un poco para después caer al pasto carcajeando levemente diciéndose alguno que otro leve insulto.

- Te quiero Thoma -
- Yo también te quiero, Lani -
Gentil y suave aprecio, solamente una pequeña gota de este o quizá un vaso entero que el pelioscuro espera no llegue al raz del frágil recipiente de cristal.

- Esos dos son muy unidos eh~ - dijo Emma riendo gentilmente mientras acariciaba el suave cabello en coletas de su hermana postiza.
- ¡Sí! Podría decir que son inseparables, ¿Crees que ellos?... - inquirió la pequeña mirando a los ojos esmeralda de su hermana mayor.
- ¡Nah! Ellos deben tener una amistad impecable, como yo y Gilda -
- ¿No somos hermanas? -
- ¡Ah!, sí sí, hermanas...- sonrió la azafranada con nostalgia viendo a los infantes que comenzaban a caminar hacía su pequeño hogar.

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Posteriormente a la hora de la comida uno se encontraba particularmente nervioso.

- ¿Qué tienes Thoma? - se acercó curioso el pequeño de ojos índigo.
- Solo pienso un poco... - contestó algo distraído viendo hacía el techo de aquella madera antigua y antes de que el peliclaro pudiera continuar con sus palabras este respondió su obvia pregunta. - Siempre que adoptan a alguien tengo un mal presentimiento... -
- ¿Eh? ¡¿Por qué habríamos de temer?! - cuestionó alarmado el contrario.
- Siempre me da nervios, ¿Qué tal si no les tocan unos padres gentiles a nuestros hermanos? -
- ¡Seguro estás echando tu mente a volar! Obvio, mamá nos ama tanto que cuida qué clase de persona nos lleva, ¡Es más claro que el agua! - sonrió intentando hacer entrar en razón a su acompañante y esa es otra de sus virtudes o desventajas, sus palabras por muy absurdas que fueran lo hacían cambiar de opinión al instante.
- Eso espero -
- SONRÍEEEEEEEE - gritó el pequeño formando con sus manos una sonrisa en los labios del contrario.
- ¡Bien, bien! - río entretenido en compañía del opuesto.

Todos fueron llamados a la sala para despedirse de su pequeña hermana, ambos estaban algo decaídos, pensar que no la verían probablemente nunca... El rostro de Thoma parecía serio y por otra parte Lannion reflejaba tristeza en su expresión al igual que en sus azulados orbes, sus labios temblaban al intentar contener su llanto, el de cabello oscuro abrió sus brazos brindándole espacio al rubio, éste se acobijo en el regazo del contrario sollozando apegado a este sintiendo la calidez de su cuerpo.

- Lani, ¿Me prometes que no llorarás de nuevo? -
- Te lo prometo Thoma -

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WUUU

¿Qué tal a todos? La licenciada Kashi-kk se reporta con una nueva historia, este capítulo es corto porque bueno, solo es una pequeña introducción.
Btw, espero les guste y esa wea.

-Kashi

Sueños perdidos - Thoma x LaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora