Canto I

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A partir de aquí habrá contenido sexual explícito.

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Nuestras respiraciones iban creciendo al compás de la música.

Gnossienne 3

Era nuestra melodía favorita para acompañar una buena tarde de sexo.

Se nos hacía algo sumamente excitante darle un toque melódicamente dramático a cada roce, a cada caricia, a cada beso, a cada embestida.

Mientras los violines de aquella versión comenzaban a cantar su agonía, mi mano estrujaba el suave pecho de Mikasa.

Su pelo negro yacía tendido en la almohada, esparcido al mismo tiempo que creaba una espesura oscura ante mis ojos y que me hipnotizaba.

Mi cuerpo subía y bajaba encima del suyo, como aquella canción inundando el ambiente.

Mi mano comenzó a bajar recorriendo su pequeña cintura hasta llegar a una de sus torneadas piernas.

Cada embestida, lenta pero placentera, me hacía estremecer.

Podía sentir mi miembro llegar cada vez más a su cálido y profundo hondo, mientras danzaba a través del húmedo túnel de su entrepierna.

Una sensación electrificante y sumamente placentera recorría desde el principio de mi tensa erección hasta llegar a mi vientre.

Eso me hacía pedir más así que aumenté la velocidad de mi entrada a la húmeda zona de aquella sexy azabache, la cual mantenía sus ojos cerrados mientras llevaba su frágil rostro hacia atrás y abría sus rosados labios de cereza para suspirar.

-Levi...

Tsk.

El hecho de que gimiera mi nombre suplicando por más conducía mis movimientos a una zona de no retorno.

Todo mi falo resbaló a lo largo de toda su caliente entrada, la cual se humedecía más y más.

Gemí de placer.

Y ella, ante esto, mordió sus labios para callar un posible fuerte gemido pero no logró su objetivo y un sollozo salió atravesando su antojable boca que no dude en hacerla mía en un húmedo beso.

Subí nuevamente por su cintura para tomar uno de sus senos, grandes y firmes, suaves y excitantes.

Mientras lo movía a mi antojo, mi lengua entró en la cueva que tenía como guardianes a aquellos labios rosados que no dudaron en darme paso a su entrada. Yo ya los tenía conquistados desde hace tiempo.

El ser que aguardaba adentro y del cual se dignaban de contener despertó ante esto y comenzó a bailar con mi lengua. Estaba contenido ahí porque bien sabían que si despertaba era capaz de muchas placenteras, sucias y húmedas cosas.

-Levi... Ah... Más fuerte.

Y joder que sí se lo concedería. No era como si ella me dominara todo el rato o como si yo a ella pero ante su súplica y debido a mi estado era más que obvio que empezara a comenzar a resbalar cada vez más por su mojada vagina.

De hecho, nosotros dos nos dominamos, componiendo música entre sábanas, bailando un vals de amor, semen y gemidos.

Esa era nuestra melodía.

La melodía que componíamos cada tarde, sin rodeos, sin interrupciones, desordenado las blancas sábanas y haciendo temblar nuestra cama.

Éramos sólo ella y yo, yo y ella. Y el amor.

Mi jodida mocosa comenzó a moverse, empezó a subir y bajar sus caderas haciendo que me hundiera aún más hasta que pude sentir su fondo, chocando la punta de mi miembro en él, apoyándose también de mis caderas al envolver sus piernas en ellas y empujándome al mismo tiempo hacía ella.

Aquella sensación electrificante invadió nuevamente mi ser.

En verdad busca enloquecerme.

Intenté no sacar ya del todo mi pene y traté de dejarlo cerca de su fondo para hacerlo chocar en cortos pero rápidos movimientos en él.

-¡AH! ¡LEVI!

Mikasa movió sus caderas rápidamente, haciendo chocar nuestros sexos con más intensidad. Sus manos empujaron mi torso y luego de subirlas en una intensa caricia, sus uñas comenzaron a clavarse en mi espalda.

Sentí sus paredes apretar todo el largo de mi miembro, mientras un líquido que parecía no cesar escurría de ella.

Estaba enloquecido, perdido.

Mikasa no paraba de gemir y de retorcer su espalda por debajo de mí.

Sus paredes húmedas seguían masajeando mi pene que parecía ya no poder contenerse.

Aquella hermosa chica detuvo sus movimientos y tras dedicarme una linda sonrisa, me besó.

-Muy bien mocosa, pero yo aún no termino.

Se lo dije entre jadeos y bruscamente tomé un costado de sus caderas para llevarla hacia mí y al entender mi frenesí ella volvió a rodearme con sus piernas y me guío nuevamente hacia su cálido fondo.

El sonido de nuestros sexos chocar invadió completamente la habitación.

No tuve piedad de ella al hacer mis movimientos más desenfrenados e intensos.

Me apoye tomando sus hombros por debajo y la guiaba hacia a mí, haciendo que se moviera rápidamente.

Pude sentir el paraíso al llegar al cénit de mi éxtasis cuando un hormigueo intenso me recorrió; no pudiendo aguantar más exploté todo mi contenido en el interior de ella.

-Mi... ¡Mikasa!

Al gritar su nombre, el clímax llegó y se fue apagando poco a poco.
El orgasmo pareció durar más de lo que creí.

Comencé a cesar las embestidas y me tumbé en su cuerpo luego de un rato.

Salí de ella y después la abracé con una cálida intensidad.

Nos besamos por un buen rato.

-Levi...

Amaba cómo pronunciaba mi nombre a través de esos rosados labios. Amaba el sonido de su dulce y voz.
La amaba a ella.
Lo sigo haciendo.

-¿Te viniste adentro?

Fue casi un murmuro rozando mi hombro.

Asentí.

Ella lo sabía. Y yo sabía esto.

Me miró y la miré.

Volvimos a besarnos hasta que nuestros ojos terminaron cerrados.

Volvimos a besarnos hasta que nuestros ojos terminaron cerrados

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Love (Rivamika-lemon fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora