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- ¡Tuve una visión! // ¿Te gusto?...

Lo dicho por Jimin carecía de sentido frente a la situación en la que nos hallamos, pero lo mío, lo mio fue aún peor; ¿qué es lo que acaba de pasar?, esa no era la pregunta que iba a formular; en realidad quería saber si había perdido la memoria, ¿de donde salió eso?

- Kookie... uhmmm // una visión... - nuevamente hablamos al mismo tiempo...

Creo que necesitamos algo de espacio, soy capaz de percibir la tensión flotar en el ambiente; ambos necesitamos ordenar nuestras ideas, personalmente tengo mucho en que pensar y aclarar.

- Descansa Jiminie, yo creo... necesito algo de aire... Me retiro, voy a llamar a tus padres... - quizás pueda parecer un cobarde por no enfrentar mis errores, pero en aquel momento toda mi valentía se había esfumado y lo que único que deseaba era que el ojiazul perdiera realmente la memoria.

- Jungkook-ah... espera... yo... - no me gustaba el rumbo en el que iba la conversación, ya veía el rechazo en la punta de su lengua; aún no estaba listo, mi corazón no estaba preparado para su rechazo...

- Hablamos luego - no le dejé terminar, me despedí y salí de su cuarto lo más rápido posible, no podría escuchar su respuesta, no por el momento...

Salí de aquella casa, no sin antes avisarle a la familia Park que Jimin ya estaba en condiciones de hablar, tenían tanto de que hablar y eso me daría una escusa para mantenerme alejado por un tiempo.

Aprovecharía sabiamente estas preciadas horas, para ver que podía hacer, generar soluciones y planear cómo llevarlas a cabo. Recuerda Jungkook, siempre pon todo en orden, siempre... Aunque hace rato acabara de tener un momento caótico en mi cerebro.

Sería una larga tarde, tenía que aclarar mis pensamientos y sentimientos de una vez por todas, ya era hora de enfrentar mis temores...

Entonces, empecemos: ¿Me gusta mi mejor amigo?
Me vengo haciendo la misma pregunta durante los dos últimos años y hasta hace dos meses no hallaba respuesta.
Después de que Jimin se desmayó, mi sentido de protección se alteró, no podía despegarme de él en ningún momento. Recuerdo perfectamente cómo la señora Park quiso alejarme y de tanto insistirle al final se resignó y dejó que me quedara el tiempo que quisiera; además, como explicar la terrible aflicción hundida en mi pecho, todos los días de llanto, rogando que despertara pronto y aunque siempre decía que era por el gran lazo de amistad que compartía con él, se muy bien que en el fondo, mi alma lloraba preocupada, temiendo perderlo, temiendo perder al amor de mi vida, mas siempre lo ignoraba, claro, hasta ahora.

Luego de dos meses, él ya estaba presentado mejoras, así que era posible tratar de hacer algunas cosas, entre ellas bañarlo: era justo y necesario.

La primera vez me retiré de la habitación, pues sabía que necesitaban privacidad; puede que ya nos hayamos visto desnudos antes, pero su madre podría pensar que soy un enfermo pervertido por no querer irme, ni siquiera en un momento tan privado...

Todo iba bien, tranquilo, sin pasar mis límites; hasta que a la abuela se le ocurrió la brillante idea de que yo me encargara de su limpieza, alegaba que si yo insistí tanto en quedarme, también debía ayudar con sus cuidados. Obviamente no me negué, la mirada que me dio la abuelita fue suficiente para aceptar sin rechistar; y así fue como empecé a encargarme de su higiene.

Ese fue uno de los tantos momentos que me llevaron a replantear mis sentimientos.

Cada vez que lo bañaba sentía la suave piel de su cuerpo, mis dedos se deslizaban perfectamente por aquel lienzo, lienzo que me invitaba a acariciarlo, apreciando su belleza, su perfección.

Miracle Moon [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora