the arcangel's feelings

Extra

because i'm trash for the ineffable husbands

—¿Por qué hiciste eso?

—Ángel...

—¡No, Crowley! ¡Fuiste demasiado lejos esta vez!

Aziraphale estaba enfadado, y, aunque sonara muy sorprendente, eso asustaba demasiado a Crowley. Su ángel no era de enfadarse con él de forma usual, el hecho de que el demonio siempre hiciera todo lo posible para verlo feliz era algo que ayudaba a mantener la tranquilidad en el rizado, pero no esta vez.

—¿Si sabes que es mi jefe? Me matará apenas me vea luego de esto —Crowley hizo una mueca incrédula y hasta con burla ante eso.

—Ese ya no es tu jefe, es un imbécil que te dió la espalda por siglos y siglos, ni siquiera sintió compasión ante la idea de matarte en el fuego infernal ¿Sabes lo cruel que fue estar ahí y ver cómo no le importabas a nadie? ¿Cómo no les hubiera importado que desaparecieras?

El demonio estaba molesto, no comprendía como su ángel era tan capaz de perdonar hasta a aquellos que le dieron la espalda por milenios, a veces hasta sentía que nadie merecía a Aziraphale, ni siquiera él podría considerarse una excepción.

Pero había luchado tanto por él

—Eso no importa, ya ni siquiera vienen a molestarnos

—¡Pero él si! ¡Ha estado siguiéndote por días!

—Pues veo que lo espantaste de la peor forma que se te pudo ocurrir, Crowley ¡Y con mentiras! Literalmente manchaste nuestra imágen con algo que no sucedió jamás.

—No puedo ensuciarnos más frente a ellos ni aunque lo quisiera, estamos desterrados. Y no es que me queje, es genial no tener que soportar a esos hijos de perra.

Aziraphale cubrió su rostro, estaba frustrado, odiaba discutir con su mejor amigo.

—¿Por qué? —cuestionó después de un largo silencio, el demonio elevó una ceja, confundido —¿Por qué lo has hecho?

—¿Tú sabías que él está enamorado de ti? —contraatacó esperando sorprender al ángel, pero su risa agotada terminó por sorprenderlo a él.

—Claro que lo sabía ¡Es muy obvio! Gabriel me ha tratado como basura por generaciones y de la nada en lo que cuidabamos de Warlock fue empezando a tratarme con más respeto, además de que una mirada así es muy difícil de disimular a simple vista

Crowley se tensó, recordando una de las cuantas razones por la cual odiaba que Aziraphale le viera sin sus gafas oscuras, a pesar de que el ángel insistía constantemente en ver sus ojos. Pero jamás se lo permitía, no cuando poseía los ojos de un animal, los cuales eran más fáciles de interpretarse al ver algo que le gustaba.

Y vaya que le gustaba mucho.

Si se viera en un espejo sin las gafas mientras mira a su ángel, estaba seguro de que, después de 6000 años, sus ojos le delatarían al instante.

—¿Crowley? —salió de su ensoñación al oír la voz de Aziraphale cerca suyo —Te perdiste.

—No es nada, ya estoy de vuelta —soltó en un murmullo.

Aziraphale le veía preocupado, enterneciendo al demonio quién suspiró sintiendo el aroma característico de su ángel a la cercanía.

Era completamente mentira, Crowley no era malo ni un ser sin bondad. Al menos con Aziraphale no lo era, únicamente con él.