En la época Artúrica, el rey Arturo es manipulado vilmente por su consejero real que lo pone en contra de la general Lady Morgana (Katie McGrath). Traicionándola y condenándola a morir a ella y toda su familia. Tras su muerte es convertido en una Go...
Nota de la autora: Gracias por la espera, mi buenos y amados lectores. Quiero agradecer por el apoyo que me han dado con las nominaciones. Es por eso que hoy los compenso con un capítulo largo.
Los veo la semana siguiente con el capítulo 19.
Laureen
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Casa del ser inmortal...
*Lena Pov.*
Me quedé sentada y tenía a Oliver frente a mí, lo había mandado llamar para hablar con él de una vez por todas. Se sentó y se quedó mudo, sin decirme nada pero mirándome de costado con clara curiosidad.
"Cuanto tiempo sin verte, Oliver."
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"No has cambiado en nada. Aún eres grosera."
Se sonrió al decir eso último y no pude evitar largar una risa. Vino a mi mente aquella vez que intenté trabajar en la tienda de colchones de LCorp y terminé haciendo un desastre, según él me retó aquella vez sin saber que era la dueña.
"Como ya sabes, soy una persona complicada." Tomé aire y lo miré. "Tengo que pedirte un favor, Oliver."
"Por supuesto, dime."
Le señalé las libretas bancarias sobre la mesa y las miró.
"Ese es dinero de un seguro que una madre dejó a su hija antes de morir. No cumplirá 18 hasta setiembre y será algo difícil retirar el dinero sin el consentimiento de su tía, que es su tutora legal."
Le extendí mi carpeta donde, una vez, investigué a la familia de Kara. La tomó y comenzó a mirarla mientras me contestaba, muy serio.
"El dinero del seguro tendrá que encontrar su camino a su legítimo propietario de una manera que le corresponde." Cerró la carpeta y me miró. "No tienes de qué preocuparte, yo me encargo de esto de inmediato. Voy a ponerme en marcha."
Se puso de pie y comenzó a acomodar su saco, yéndose. Suspiré luego de tomar aire lentamente y jugué con mi labio.
"Una cosa más..."
Me puse de pie y me miró.
"¿Sí?"
Me miró curioso y le sonreí.
"Gracias por crecer bien."
Sonrió y se mostró contento con mis palabras.
"Siento mucha gratitud hacia tu persona, por todo lo que has hecho por mí. Muchas gracias."
Me asintió y se retiró discretamente. Era el hombre más correcto, educado y trabajador que alguna vez he conocido. Nadie igualaba a Oliver Queen y no me arrepentía de haberle dado toda aquella ayuda, pagado sus estudios y dado las oportunidades para que creciera. Por mucho que le brinde todo, hizo el esfuerzo por él mismo.
