Capítulo 1 - Parte 1 "La Estela"

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Aturdido, casi inconsciente. Las caricias del aire atravesaban agresivamente por mí débil cuerpo. Una nave sellando sus compuertas se alejaba de mí a medida que  su velocidad aumentaba; en este recipiente carnal yacían incontables sentimientos de traición, furia, tristeza y desolación; a punto del inminente impacto, un aura rosada rodeó mi cuerpo y suavizó gradualmente mi aterrizaje recibiendo daños menores. Aturdido y anonadado, me recompuse mirando hacia a todos lados. Grandes cargamentos de víveres impactaron detrás de mí dejando inútil y no consumible el contenido que resguardaban.

Testigo de las estela de la nave de mi aliados desvanecerse, cuestioné repetidas veces los motivos de su decisión, llegando siempre a la conclusión del individualismo, pensando en sólo su supervivencia. Alcé mi rostro y descargando mi furia en un estruendoso grito, arrastré sin ganas mis pies, sin rumbo, a nuestra suerte.

Antes de la tragedia, en los radares y cartografías que trazamos durante nuestra estancia en este planeta intentábamos exhaustivamente hallar el territorio donde vivían las agrupaciones de Cen- Leotherius para resguardarnos ahí. Mi único y desesperanzado plan que mi mente podría crear luego de tal acción era proseguir. Aún seguía alterado ante la impactante situación. A medida de que caminaba sin rumbo me fui percatando de que al momento de caer, estuve acompañado, Branstor y Tompo cayeron junto a mí, pero ellos siguieron dentro, en la nave.

Vi una humeante línea grisácea dirigirse en dirección a una montaña para segundos después resonar en el ambiente una inmensa explosión justamente en la dirección de la estela.

 -Branstor... -su nombre se escapó de mi boca en lo que corría hacia aquella montaña.

 -¡Branstor! -grité apresurado mientras me aproximaba.

Mi camino se vio bloqueado por un gran sendero que conducía a través de una robusta arbolada que podría considerarse bosque. Deteniéndome segundos para trazar un plan volteé detrás mía. Despavorido fueron mis pasos entre los árboles al percatarme que un inmensa masa de niebla, aquella que brotaba del cuerpo de el ente que nos atacó, me perseguía frenéticamente. Trepé y salté entre árboles llegando a unos de las inmensos y abollados restos pertenecientes a nuestra nave donde me refugié ocultándome en el interior.

La parte delantera carecía algún tipo de protección dejando expuesto al ambiente mi infortunio y desespero, no sabía que habría dentro de la niebla, pero de ninguna manera quería averiguarlo. Usando mi chaqueta como manto estuve oculto en la oscuridad que creaba la estructura, la niebla pasó como bala evitando entrar en contacto con la estructura, siguiendo de largo, destapé primeramente mi cabeza para observar algún tipo de amenaza que por lo momentos no existía.

Me alcé impulsado a través de salientes destruidas de la nave, me alcé en la misma. Enfocando mi vista, aquel ser siguió recto, fue un alivio para mí, porque esa no era la ruta que seguiría, debía de desviarme a la izquierda, donde se situaba un gran precipicio donde había diversos puntos de agarre que conducía a un gran pozo que por la iluminación del entorno no podía apreciar el fondo

Escalando y deslizándome entre los puntos, me percaté sobre la existencia de diversas criaturas deambulando la zona entre los árboles que eran iluminadas por una especie de núcleo que yacía en el centro de su abdomen, específicamente por la zona del tórax. Por la distancia y lo bien que podía camuflarse con el terreno mi vestimenta pasé desapercibido mientras avanzaba lentamente, sin importa qué escombros cayeran al vacío por algunos movimientos erráticos buscando alcanzar el equilibrio.

Llegando a salvo al otro lado sin llamar la atención me aproximé a ciertos escombros de un material que se encontraban esparcidas por la zona. Presionando ligeramente mi pecho llamé a Helphis para registrarlo y hallar algún tipo de explicación, aunque en mi mente tenía la hipótesis de ser un material similar al concreto, empleada para las estructuras semejantes a una fortaleza que apreciamos en nuestro vuelo durante dos semanas.

WIDHART: "El Despertar del Ejecutor".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora