Cap 1

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Capítulo uno

- Martín, ven aquí. -

Vanesa miró a la teniente Soler, y luego arrojó el archivo que había estado viendo en su escritorio. Hizo caso omiso de las miradas curiosas de los otros detectives cuando caminaba tranquilamente hacia la oficina.

- Cierra la puerta - dijo.

Ella entró y se sentó en silencio delante de su jefa, esperando. Sus rizos color oro brillaban bajo las luces fluorescentes y ella la observaba en silencio mientras se alborotaba el flequillo. Finalmente, levantó la vista de un grueso expediente, sus miradas chocaron. Vanesa miró hacia abajo y se dio cuenta de que el archivo que había estado mirando era el suyo.

- Has estado conmigo siete años, Vanesa. -

- Sí señora. -

Se quitó las gafas y las arrojó sobre la parte superior del archivo, y luego se recostó en su silla.

- Haz tenido seis parejas. -

Ella suspiró y puso los ojos en el techo. Otra vez no.

- ¿No fue sólo hace unos meses que tuvimos ésta charla ? - preguntó.

- Sí. Y en ese momento, sólo habías tenido cinco parejas. -

- No es posible que me eches la culpa de las dos piernas rotas de Juan, exclamó.

- Detective Soto, más probable que pase detrás de una mesa el resto de su carrera.- suspiró. - ¿ Juan ? -

- Usted no tuvo que trabajar con él todos los días - dijo secamente. - Él fue un pinchazo en el culo cada puto día. -

- Si el testigo no lo hubiese declarado, indicando que había saltado en primer lugar, habría sido la primera en pensar que lo habías empujado fuera de la maldita ventana. -

- Oh, por favor. Si yo hubiese querido deshacerme de él, le habría pegado un tiro. -

Dejó que el fantasma de una sonrisa aparecía en su rostro, riendo abiertamente cuando se encontró con los ojos de su superior.

- Vanesa, tú sabes que te permito salir con más mierda que nadie en este equipo. Tú eres mi mejor detective y lo sabes. El infierno, todos lo saben también. Pero este asunto con las parejas, tiene que parar. -

- Pilar, ¿ Acaso es mi culpa que se lesionen? -

- ¿ Lesionados ? -

Ella agarró del archivo y hojeó las páginas.

- Dos de ellos fueron asesinados en el cumplimiento del deber, Martín. Uno de ellos está en discapacidad permanente. Dos salieron de la fuerza. Y ahora Soto. Ahora debo informar, porque va a caminar con una cojera el resto de su vida. -

La detective apartó la vista. Quería sentir remordimiento. Ella realmente quería. Pero no había tenido una relación con ninguno de ellos. No le habían gustado. Nunca hubo un clic, nunca formó el vínculo necesario para ser parejas. No había confianza entre sí. Y eso lo convierte en el peor de los tandem.

- Por Dios, usted no me puede culpar por ello. Traté de decirle a cada uno que no estaba funcionando. Ninguno de ellos pudo superar el hecho de que soy una mujer - dijo.

- Ya lo sé, y sé que no eran los adecuados para tí. Pero no siempre llegas a acatar las decisiones. Eres demasiado rebelde,
Vanesa, no sigue las reglas. Me parece sorprendente que no se hayan puesto en contacto con usted todavía. -

Ella la miró. Había oído este discurso varias veces antes. Siempre precedía el anuncio de su nueva pareja.

- Entonces, ¿quién es esta vez? ¿ Algún agotado de la Central? - La teniente Soler revolvió papeles sobre su escritorio y se puso sus gafas.

- Detective Sánchez. De Asalto. -

- ¿Y? -

- Y ella ha sido asignada a nosotros. -

- ¿Ella? - Vanesa se irguió en su silla.

-¿Una mujer? Me estás asociando con una mujer? - apoyó los codos sobre el escritorio.

- Pilar me estás asignando una mujer? ¿ Una maldita mujer? -

- ¿Qué hay de malo en eso? Eres una mujer. - se levantó rápidamente, caminando a través de la oficina. ¿Una mujer? ¿ Algún bambi de Asalto? Jesús!

- No va a durar un día - amenazó Vanesa -Y tú lo sabes. -

- Ella va a durar un día, Vanesa.- Pilar la estaba señalando con el dedo.

-Porque si no lo hace, ellos enviaran la patrulla e irás a la Central o te pondrán detrás de un escritorio en la CIU. Demonios, Martín, incluso el jefe me llamó. -

- ¿El Jefe? La madre que me parió, yo no creía ni que él supiese mi nombre. -

- Lo digo en serio, Martín. Has este trabajo. No quiero perderte, pero no puedo protegerte para siempre. En caso de que no lo hayas notado, nadie quiere trabajar contigo.-

Vanesa metió las manos en los bolsillos, con sus penetrantes ojos avellana miró a su superior. Una mujer. Bueno, esto debe ser divertido.

- Llévala bajo tu ala Vanesa, muéstrele las cuerdas. Puede ser que te hagan bien tener una pareja femenina. Así podrás ser el único sacando testosterona. -

- Muy gracioso. -

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