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El ensayo pasó sin mayor novedad, el nuevo EP había salido a la luz hacía un par de días siendo la recepción de los fans (por fortuna) mejor de la esperada, y es que el hecho de incorporar nuevos bajistas, adaptar sus técnicas y estilos al sello que lynch. ya tenía si bien es cierto significaba un riesgo enorme, era uno a tomar.

Y ellos vivieron al salto del risco.

De ser así, de todo marchar de forma favorable, entonces ¿por qué el ambiente era digno de una marcha fúnebre?



— Yah. Nos vemos mañana. —Asanao fue el primero en abandonar el lugar colgando su mochila al hombro, tenía la manía de llevarse las baquetas en mano e ir jugando con ellas de camino al estacionamiento, aquel día no fue diferente. Hazuki le siguió de cerca tras despedirse sólo con un ademán, dado que cada que terminaba la práctica se refugiaba tras una mascarilla y resguardaba la voz lo mejor posible.


Entonces, cuando el silencio se veía interrumpido únicamente por los lánguidos movimientos de su compañero de cuerdas, el rubio fijó sus orbes en Yuusuke. El siempre misterioso Yuusuke.

Ya eran años de conocerlo, de tratar de con él, de haber visto cada una de sus facetas y aun así era complicado saber qué pasaba por su cabeza cuando iba por la vida en mutismo. Aunque había algo de conocimiento general esta vez respecto a lo que atravesaba el platinado, no había que ser genio para darse cuenta de que la situación parecía haberlo desbordado.

Esperó paciente, incluso se sentó en el posa brazos del sofá que yacía casi a la salida de la sala.


— Reo-san, nos vemos mañana.


— Yuusuke, siéntate por favor. —La mirada de extrañeza en el rostro del menor no duró ni medio segundo, puesto que tras un suspiro de resignación se dejó caer casi a peso muerto en el mueble, mirando el suelo con el flequillo cubriéndole todo el rostro esperaba a que su líder hablara, porque la verdad era que estar dentro de esa sala de un tiempo a esta parte se había convertido para él una verdadera tortura.— Mira, sé que las cosas para ti-


— No, en serio, no necesito esto. No un sermón ahora.


— Hey, no es un "sermón", simplemente quiero que me escuches. —Pidió Reo con aire apacible, evitando que su compañero siquiera hiciera amago de levantarse.— Decía: que sé todo lo que ha pasado con Akinori te ha afectado, para todos ha sido así, pero sé que para ti tiene un peso diferente. Por lo mismo es que creo ya es tiempo de que sueltes el rencor, él no tuvo la culpa...


— ¿No tuvo la culpa? ¡¿En serio?! Ahora resulta que todo esto fue un complot, ¡que él es una inocente paloma!


— No he dicho eso.


— ¡Lo ha insinuado, Reo-san! Ya tuve suficiente de quedarme callado y fingir brindar mi apoyo a alguien que no fue capaz de decirme en qué demonios andaba metido... ¡Creí que éramos amigos! ¡Creí que teníamos la confianza suficiente como para decirme en lo que andaba metido!


— ¿Y no te has puesto a pensar que por lo mismo no lo hizo? —La analogía que acompañaba las palabras del mayor de ambos no habían pegado al platinado de lleno, mas cortó su rabieta al verse repentinamente curioso por lo que el otro tuviera por decir.— ¿No has pensado que por no meterte en líos es que no te contó lo de la droga? —Agregó poniéndose de pie, justo frente a un estoico/impactado Yuusuke— Creo que antes de siquiera ponerte a juzgar a la gente por sus acciones deberías aprender a ponerte en sus zapatos. No eres el único a quién le ha impactado todo esto. ¿Has pensado en su familia? ¿Has siquiera hablado con su madre? Akinori ya tiene demasiado que perder como para adherirle el hecho de que tú no quieres saber nada de él, ni siquiera has ido a verlo a la correccional. ¿Tienes idea de las veces que nos ha preguntado a Asanao, Hazuki y a mí por ti? —Yuusuke bufó— Créeme, lo ha hecho, y las suficientes como para saber que lo que más le duele dentro de todo es tu indiferencia. Así que piensa en lo que te he dicho, piensa en todo lo que han pasado juntos y trágate de una buena vez ese maldito orgullo de niño necio. —El mayor no era de tratar a la gente así, ni siquiera había estado dentro de sus planes el abordar la situación de esa manera con el guitarrista, pero su terquedad le había arrastrado a emplear palabras de tal calibre.


Le restó entonces tomar sus cosas y dirigirse a la salida.


— Mañana le corresponde visita, podrías analizar siquiera el ir a darte una vuelta para preguntar por su estado. Nos vemos, Hisui. —Dicho aquello se marchó, con la decepción marcada en sus facciones porque en verdad detestaba que la gente que él quería sufriera, en tanto el menudo guitarrista quedó en esa posición un tiempo más, en blanco.


¿Qué se suponía iba a hacer o decir? Reo le había escupido toda la verdad en la cara y ahora era asunto de él si lo tomaba a consciencia o no.

Se levantó a duras penas apartando el cabello de su rostro en un movimiento seco, pasó ambas manos por sus mejillas para limpiar el rastro de lágrimas y se fue por el mismo camino que su par demarcó minutos atrás, con el claro efecto amargo de un trago de realidad que había estado evadiendo por mucho tiempo.

SORROW [lynch.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora