Capítulo único

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No sé arrepentía de lo había hecho por cruel que había sido, caminaba por la nieve sin mirar atrás, dejando un polvoriento y sangriento rastro de los restos de su matanza, ella sabía que tendría que haberlo matado en el pasillo final, el pasillo del veredicto, pero lo había provocado para pelear y morir en el mismo lugar que murió su hermano, no lo había hecho por compasión, lo había hecho porque quería regodearse de él hasta el último momento. Mató al rey, a Flowey, a todos los que se interpusieron en su camino, pero no abandonó aquel desierto lleno de polvo, se quedó allí, en aquel silencio eterno, en aquel páramo desolador donde no había nadie con quién divertirse, solo el polvo de cada monstruo que había ido asesinando. Llegando a las ruinas, donde todavía yacía su primera víctima, y se rió al recordar las lágrimas de arrepentimiento cuando lo hizo. Lo mismo con el menor de los hermanos esqueletos. A partir de ahí comenzó a doler mucho menos, hasta reírse mientras asesinaba, sonreír radiante, sin arrepentirse de lo que hacía, considerando que todo lo que hacía estaba bien hecho. Aquel alegre pueblo lleno de sonrisas, ahora era un páramo helado muerto y solitario de color gris.

Comenzó a caminar hacia Snowdin desde las ruinas, caminando sin prisas, cargando con su cuchillo lleno de sangre y polvo, pasando por aquel perturbador bosque de color negro, nevado. Viendo la verja del esqueleto alto para detenerlo, y se rió con una carcajada suave. Ese esqueleto había crecido demasiado y su cerebro se había quedado como el de un niño pequeño, patético...

De un momento a otro el tiempo se congeló, y su cuerpo se quedó paralizado en el sitio, se tensó, estaba paralizada por una especie de hilos, sintió una presencia a su espalda, se acercaba y no parecía amigable si había detenido el tiempo o al menos había conseguido paralizarla a ella, avanzó su posición, se trataba de un ser de color negro, que se giró hacia ella, aterrándola, pues se trataba de un esqueleto muy similar al Sans que ya mató anteriormente y eso la aterró, porque eso significaba que había revivido, como un esqueleto negro y lleno de errores. Éste la miró con detenimiento, los hilos azules que la ataban provenían de sus manos amarillas y rojas. Su chaqueta era negra, con el pelo azul oscuro. Su pantalón también era negro con los detalles azul oscuro, su mirada era penetrante de color rojo, con las pupilas amarillas, o en caso de uno de sus ojos amarilla y azul. Entre sus hilos había un corazón, una alma: la suya, pues brillaba de color rojo y cada vez que la apretaba entre sus hilos le dolía mil infiernos.

- ¿Q-quien e-eres tu?- preguntó con dificultad, no podía lanzar el cuchillo con precisión como si fuese un boomerang, tampoco podía correr los hilos por la posición, y si lo había podía hacerse daño a ella misma.

- 3-350 N0 1mp0rT4- le murmuró con una voz grave remezclada con una normal y otra aguda y pitosa.- ¿L4 C0sA 3s Q-Qu13n eRE5 t^?- respondió haciéndole una pregunta mientras se acercaba a su posición un par de pasos.- tU er3s l4 AseS1n4 de 35Ta l1n3a temP0ral... ¿P3Ro cuAl es tU N0mBr3?- preguntó.

- e-eso no te importa...- amenazó con la voz rancia, pero sintió una punzada en su pecho cuando el sospechoso Sans apretaba los hilos que estaban enredados en su alma. Gritó de dolor mordiéndose el labio para contenerlo- Ni siquiera se t-tu nombre...

- Pr3SenT4tE Tu Pr1m3r4...- ordenó con voz lúgubre.

- s-soy ______- murmuró con voz llena de dolor. El esqueleto, satisfecho, soltó el alma y te lanzó al suelo de cara, conteniendo una risilla burlona.

- Err0r S4n5- se presentó secamente sin importarle el tono, la formalidad o las presentaciones.- NiÑ4... L0 Ku3 4quí h4s He-echo 35 d3st4c4ble... T3 h4s qu3dad0 aUn t3niendO liBertAd p4ra 1rt3 a Tu MuND0...- te levantaste débil y tomaste tu cuchillo con total sigilo para lanzarte en tal que tuvieras oportunidad para acabar con él.- ¿EnT1endes 4lg0 d3 l0 q-que d1g0 o sOl0 int3ntAs m4t@rm3 en t4L Qu3 M3 distR4ig@?- se giró hacia ella para extender un brazo hacia ti, paralizarte, y acto seguido cerrar el puño, sintiendo una asfixiante sensación de no poder respirar.

126.- Cobarde (Bad guys x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora