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Tarde, 6:58 pm, tarde.

El tiempo pasando y las olas sonando, el viento volando mi cabello color naranja era más que suficiente para sentir paz. No había otra cosa que me volviera más feliz que el mar...

Leía el libro de mi clase de medicina, solo me faltaban dos meses para salir de la universidad y de cursar mi maestría, mis padres están orgullosos de mi, apenas iba por la penúltima página cuando un bullicio proveniente del muelle interrumpía mis estudios. Levante la mirada para observar, un joven pelo rizo negro hasta no más poder, este sobrepasaba lo oscuro, y el contraste entre su piel pálida, extremadamente blanca porcelana parecía. Me puse de pie y cerrando mi libro me acerqué a una dama de como algunos 40 años y le pregunté.

Que está sucediendo?- la miraba angustiada por aquel joven. Que a pesar de su manera de ver al cielo parecía de algunos 23.

El joven ha estado ahí y así por más de media hora, el chico playa que sirve en el buggy dice que ha venido por días a observar a una chica leyendo y que luego le pide a Dios que la proteja. Al chico playero salir este ya no se encuentra. Es como si se desapareciese en el mar.

Incomodada por aquella respuesta, mire hacia atrás y recordé que solo yo vengo a leer en las tardes, que nadie más se acerca a esta playa. Decidida me acerco a él joven, el cual cuando llego me mira y sus ojos brillan con un destello, como si hicieran click al ver mi color naranja. En su piel se reflejaba mi color de pelo haciendo contraste con sus ojos grises y el sol, y las personas asombradas por la gran combinación que veían.

El solo saca una nota en un papel  y me lo entrega.
Cuando lo abro en este solo dice...
"meet me at 2:30 pm on the big rocks, i know you don't have class at that time and you came to read, I have something to tell you."

[encuentrame a las 2:30 de la tarde en las grandes rocas, se que no tienes clases y vienes a leer, tengo algo que contarte".

Al alzar mi mirada, la multitud se había marchado, el sol se estaba oponiendo y solo el olor de aquel sorprendente chico quedaba junto a mi, en la orilla del muelle, en la hora de oro, mientras que mi cabello se movía al compás del viento.

Marchando a casa, encontré un café y pues como de costumbre entre a comprarme uno, un macchiato mi favorito, al pedirlo y esperar por el sentía la mirada pesada de todos en la puerta y gire a ver qué era.

Era el, y no se veía nada feliz.

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