ÚNICO

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Recuerdo su puño impactando una y otra vez a lo largo de mi cuerpo. Sentí como las lágrimas recorrían mis mejillas y lo que esto significaba.

Sentí como me hacía cada vez más diminuto y como mi cuerpo quedaba convertido en nada. Pensé que pronto sería mi final, que yo no vería luz al final de un absurdo túnel por el cual yo no pedí en ningún momento quedar encerrado.

Mis lágrimas recorrían mi cuerpo y el dolor se impregnaba en mi piel, haciendo que no desease un nuevo día, haciendo que mis fuerzas se agotaran de la peor manera. La necesidad de tener a alguien conmigo hacía que mis piernas llegasen hasta mi pecho y que mis rodillas se enterrasen es éste, para así abrazarme a mí mismo y no sentirme vacío.

Creí estar perdido. Creí que mi sonrisa no era suficiente. Y absurdamente creí que estaba solo, tremenda porquería ahora que lo pienso con más claridad.

Pedía ayuda en silencio, porque hasta mi voz se había deteriorado, grité una y otra vez, rasgue mi garganta hasta que de está solo recibí el repugnante sabor a sangre y aún así seguí susurrando un pequeño "Salvame". Pero aún era muy temprano, demasiado pronto para dejar de sufrir y aprender.

Lloré a más no poder, hasta que mis lágrimas hicieron huecos en mis mejillas y dejé que la tristeza desgarrara mi alma...

No estaba bien, no me sentía bien. Mi alma pedía una salvación y mi corazón no hacía más que sentirse vacío y oprimirse lentamente...

Y estaba cansado...

Entonces un rayito de luz se asomó por mis desgastadas pestañas y mi dolor comenzó a cesar...

En esos momentos fui consiente que necesitaba más que una salvación, necesitaba un remedio que llegara hasta lo más profundo de mí y así poder salvarme y amarme. Entendí, después de muchas caídas, dolores, lágrimas y tropiezos, que debía ayudarme y salvarme.

Y te encontré.

De mis manos hice salir bonitas melodías solo para hacerte feliz, y mi vida empezó a dar un giro inesperado. Las cicatrices de mi cuerpo comenzaban a desaparecer lentamente y la carcasa que había construido para protegerme empezó a fallar.

Seguía doliendo, seguía sufriendo, pero mi subconsciente creo un "Yo" el cual trataba de superarse todos los días. Las lágrimas dejaron de viajar por mis mejillas poco a poco, pasito a pasito, y las caídas continúas disminuyeron para regalarme un boleto de entrada a la tienda de magia.

Para mí empezaste a ser magia.

Me regalabas y hacías realidad mis sueños, me ayudabas hacer lo bueno y a que mi dolor cesara. No era fácil. Nunca lo fue. Nunca lo ha sido. Lidiaste con mi dolor, con mi humor y con lo que esto significaba.

Salía y entraba de la tienda que me regalaste y tú siempre estabas para mí.

Y los golpes disminuyeron. Y comencé a querernos. Y me sentí cerca de ti...
Más no de mí...

Te enseñé mi sonrisa y dijiste que era hermosa, que no la escondiera.
Y estaba cada vez más cerca de salir.

Compré sueños, metas y alegrías, y tú seguías junto a mí.
Con mis manos creaba bonitas melodías para ti, para hacerte feliz, y luego un día tú me enseñaste tu voz.
Conocí lo fina, delicada y hermosa que era y como esta hacía que mi corazón creciera y se sintiera relajado. Te pedí que no callaras nunca más...
Me pediste lo mismo...

Siempre estabas conmigo en la tienda y nunca fui consciente del porqué...

El tiempo pasaba y tú y yo nos hacíamos más apegados, tanto, que en oportunidades nos volvimos un solo cuerpo y conocí que era amar. Te encontré a ti...

Las grietas de mis labios fueron sanadas con el sabor de tus besos tímidos, las cicatrices de mi cuerpo se curaban y dejaban de doler cada vez que tus besos y manos viajaban por éste.
Y ya estaba cerca...

Fuiste testigo de mis caídas a lo largo de este viaje y siempre estuviste salvandome del derrumbe total. Hasta que estuve a tres pasos... Y tú ya no estabas...

"Tú tienes lo mejor de . Yo tengo lo mejor de ti..."

No entendí lo que esas palabras podrían significar y solo negué con mi cabeza al darme cuenta que tú no me seguías. Una lágrima viajó por mi pecho. No lo entendía.

Mis rodillas fueron clavadas en el frío suelo y mi mirada se perdió en el mismo, no comprendía que sucedía ¿qué hice mal? Era lo único que rondaba en mi mente. Pasó mucho tiempo hasta que pude comprender el verdadero significado de las cosas.

Comprendí que no era nada, y a la misma vez todo, comprendí el sueño que una vez me hiciste vivir para aprender a amar, comprendí, después de muchas horas pensando e imaginando donde encontrarte, que era necesario que tú te marcharas para que yo mismo fuese mi salvación y así llegar al final de esto ¿No era eso lo que pensaba cuando a penas esto había comenzado? Tenía mi salvación en mis manos, pero mis fuerzas en ese momento no eran las mismas y por eso el destino te puso en mi camino.

Dijiste muchas cosas antes de partir, antes de que fuese solo yo.

"Tenemos galaxias justo aquí..." susurraste señalando con tu pequeño dedo mi pecho.

Aún de rodillas ante el duro y frío suelo miré mis manos, y sonreí, me regalé una primera sonrisa a mí. Y me quise de poquito.

Conocí y comprendí que era más fácil amar a alguien más que a mí mismo...

Y mi voz salió de entre mis labios, pero no para pedir ayuda o una salvación. Entre un pequeño susurro y con lágrimas en mis ojos te di las gracias, gracias por enseñarme el infinito que hay en mí, y lo realmente bueno que puedo llegar a ser...

Mis piernas temblaron un poco, pero no me importó, me puse de pie y con un poco de esfuerzo disminuí la distancia que me separaba de la brillante luz.

Mis ojos te encontraron, tus dedos hicieron contacto con los míos, y una corriente eléctrica llenó mi cuerpo, llegando hasta lo más profundo de éste. Hasta mi alma. Me aferre a ti y a lo hermoso que eras para mí en ese momento. Tú sonreiste ampliamente al mismo tiempo que acercabas tu rostro al mío, para así regalarme un cálido beso cargado de amor.

Aprendí que era mío, y quizás un poco tuyo.
Aprendí que la salvación estaba y está en mis manos.
Aprendí que "por siempre" está en tus labios.
Aprendí que amar es importante en todas sus facetas, incluyendo amarme.
Aprendí amarte.
Amarme.
Amarte más y más.
Te amo, Park Jimin.

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