Minho se pasó al menos diez minutos frente a la entrada de la casa del australiano, dudando en si debería seguir con eso o volver a casa y poner alguna escusa barata. Su dedo permaneció inmóvil en el timbre, cuestionándose el tocarlo, y bajó la mirada derrotado hacia su mochila tirada en el suelo.—¿Puedo ayudarte? —su respiración se cortó un instante al oír una voz femenina a sus espaldas.
Dio la vuelta encontrándose con el rostro curioso de una mujer castaña, y sonrió levemente abochornado por haber sido visto en medio de su debate mental.
—Buenas tardes, señora —hizo una reverencia de cuarenta y cinco grados, y la mujer frente a él sonrió encantada.
—Buenas tardes, ¿Lee Minho? —ladeó su cabeza, estudiándolo. —¿Has estado mucho tiempo aquí esperando? ¿Es qué Felix no ha bajado a abrirte?
Minho sacudió su cabeza intentando aclarar sus ideas. —No, yo no... no he tocado el timbre aún. —aclaró con una sonrisa nerviosa.
—Oh, de todas formas, ven, pasa. —buscó sus llaves y abrió la puerta luego.
Minho permaneció en silencio ante la mirada amable de aquella persona, quien entendió era la madre de Felix. ¿Será toda su familia de esa forma?
—El cuarto de Felix está arriba, seguro tiene sus auriculares puestos. Si no te abre la puerta al primer llamado, siéntete libre de abrirla como si fuese tu casa. —la señora hizo un par de señas hacia las escaleras y luego se retiró, dejando a un muy confundido Minho en lo que parecía era la sala.
Le dio una rápida mirada a todo su alrededor y luego subió las escaleras, tocando la primera puerta antes de entrar al que supone es el cuarto de Felix.
Entre más rápido sea todo, mejor. Quería terminar con todo antes de que anochezca, la señora Lee tenía cara de ser de esas personas que invitan a desconocidos a cenar, y él era realmente malo para negarse a una persona mayor.
—¿Felix? —el australiano, quien parecía haber comenzado el trabajo sin él, se giró sorprendido haciendo que el lápiz resbale de sus dedos.
—Llegas tarde —habló exhalando aire.
—Ni siquiera habíamos fijado una hora. —Minho rodó los ojos y caminó con total confianza hasta la cama del menor.
Bien, al menos las cosas con Felix no serían incómodas y seguirían llevándose tan mal como siempre.
Felix miró con el ceño fruncido como Minho tiraba su mochila en un rincón y por reflejo buscó la suya propia; estaba colgada en el gancho de siempre. —¿Quieres empezar? —preguntó tratando de ignorar que el pelinegro estaba estudiando toda su habitación con la mirada.
—¿Así de rápido? ¿No me invitarás un café primero? —sonrió con picardía mientras alzaba sus cejas con sugerencia. —Me he encontrado a tu madre en la entrada, es muy guapa ¿cuántos años tiene?
Felix lo miró extrañado, pensando en que tal vez estaba cometiendo un error de traducción, entonces sólo sonrió con incomodidad. Apenas el mayor se marchase volvería a repasar un poco.
—¿Has elegido? —evadió las preguntas y suspiró aliviado cuando lo vio cambiar su expresión burlona para levantar la sucia mochila del suelo y rebuscar en ella
—Por supuesto. —Minho sonrió con suficiencia y sacó un libro, pasándoselo luego a Felix.
—¿El principito? —el menor le dio una mirada incrédula, esperando a que Minho riera de un momento a otro y se dejase de bromas sin gracias.
ESTÁS LEYENDO
Hate ➤ Minlix
FanfictionEl odio es un tipo de amor incomprendido. [🍚; Lee Minho & Lee Felix. [🍚; historia homosexual. [🍚; au. [🍚; cliché porque me gusta y hago lo que quiera. ⌯ Derechos reservados. Prohibida copias. Adaptación sólo con mi permiso. 230419