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Capitulo.Narrado

Jueves por la tarde, hacia frio y las gotas de lluvia resbalaban por la ventana de su oficina. Una hora para las cuatro y Adrien ya tomaba sus cosas para dirigirse al lugar donde Sun-Hee lo había citado.

-Adrien tu padre quiere que vayas a su oficina-

Nathalie entro a la oficina con aquel semblante serio que tanto la caracterizaba.

-¿No puede ser en otra ocasión?, voy de salida y llevo bastante prisa- 

La mujer no hizo ninguna expresión, ni articulo ninguna oración. Resignado se dirigió a la oficina de su padre esperando no tardar pues la insistencia con la que la peli rosa le pidió asistir a aquel lugar le preocupo en demasía.

Después de una hora aburrida y llena de regaños por parte de su padre Adrien salió de su oficina sin percatarse de la hora, saco su celular del bolsillo trasero de su pantalón y observo seis llamadas perdidas de su amiga Sun-Hee y el reloj marcando las 4:25. Sin pensarlo salió corriendo hasta el estacionamiento de la empresa para tomar su auto e ir lo mas rápido al encuentro.

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Marinette había citado a Dilan y a Sun-Hee enfrente de la Torre Eiffel para que pudieran discutir sobre su relación y a pesar de que en un principio Dilan se negó al final termino  aceptando aquella salida, y para bien de aquellos enamorados todos su problemas se habían solucionado gracias a la ayuda de la azabache.

Ahora era el turno de Sun-Hee de ayudar a la azabache.

Marinette y la pareja que había arreglado sus diferencias ahora se encontraban en el lugar de reunión para Adrien y Marinette.

-Ya pasaron treinta minutos Sun-Hee, él no va a llegar- dijo la azabache con una triste mirada en su rostro porque aun que lo negara ella tenia la esperanza de verlo llegar.

-El prometió que vendría, tal vez surgió algo en su trabajo- menciono Sun-Hee-Solo hay que esperar un poco más Marinette, el vendrá, lo sé- menciono una vez más, dándole confianza a la oji azul.

-Mas le vale venir o juro que le rompo los dientes- Esta vez fue Dilan quien hablo, el chico veía la preocupación en el rostro de su amiga, y por un momento pidió que él no tuviera que golpear al rubio.

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Adrien estaciono el auto y salió corriendo hasta el punto de encuentro, por alguna razón su corazón latía muy fuerte y él sabia que no era por estar corriendo, había algo mas, un sentimiento de preocupación, miedo y nervios mesclados.

Cuando llego al lugar de reunión, observo la mirada de odio que Dilan le brindaba y una mirada de tristeza por parte de la peli rosa.

-Ya llegue- respiro todo el aire que sus pulmones pudieron aspirar y después lo soltó tratando de regular su respiración- ¿Qué hace este tipo aquí y por qué tienes esa cara?

-Marinette se va a ir al extranjero, le ofrecieron u trabajo de diseñadora en Inglaterra, quería que ustedes se vieran por ultima vez para que arreglaran sus diferencias pero llegas tarde Adrien- mencionó la peli rosa con un toque de dolor en su voz.

A Sun He le habría encantado ayudar a Adrien y a Marinette en su relación así como ella lo hizo con la suya.

Dilan que hasta ese momento se encontraba en silencio menciono- Si de verdad la quieres, mas te vale que llegues lo mas pronto posible al aeropuerto o de verdad será muy tarde

Sin pensarlo dos veces Adrien salió corriendo hasta su auto para dirigirse al aeropuerto, iba hecho un rayo, tanto así que en dos ocasiones se salto el semáforo.

Había llegado al aeropuerto en menos de 30 minutos, lo que para él había sido una eternidad, al bajar de su auto corrió hasta la sala de espera, buscando con la mirada a su bella pelinegra de rosadas mejillas.

Por mas que intentara encontrarla entre la multitud le era imposible. Se acerco a una de las chicas de servicio al cliente con la esperanza de que aun hubiera un vuelo a Inglaterra sin despegar.

-Disculpe señorita, aun hay vuelos a Inglaterra?

-Lo siento joven, el ultimo vuelo despego hace media hora pero puede reservar para el más próximo que seria dentro de seis horas- la chica le sonrió sin darse cuenta de lo que sus palabras habían provocado en el oji verde.

Por un momento sintió que se desmayaría, se acerco a la sala de espera y se sentó, se tallo la cara una y otra vez esperando que aquello lo ayudara a retener las lagrimas.

La había perdido, ahora sí, había perdido a Marinette, a su Marinette.