One-shot 1: Arrepentimiento

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*denle play ya*

En el reino mágico de Hyrule, las negras nubes cubrían sus tierras, las gotas heladas caían sobre esta a cántaros, la gente se refugiaba en sus cálidos y secos hogares aguardando que la gran estrella de fuego retornara, mas alguien hacia todo lo contrario a ellos.

Al lado de un árbol se hallaba un hombre de cabellos dorados viendo en frente de él una lápida de piedra la cual estaba adornada con ramos y coronas de rosas blancas. El hombre tenía un semblante demacrado, sus ojos azules carecían de luz algunas, sus mejillas estaban hundidas y los contornos de sus párpados eran más oscuros que las nubes sobre él debido a noches de desvelos y días de exilios.

La lluvia golpeaba sus hombros con fuerza, sin embrago en su ser el dolor lo hería con más fuerza.

- Más de treinta años han pasado, y no existe segundo en que el arrepentimiento por culpa de mi propia estupidez y ceguera me haga morir - las lágrimas del cielo ocultaban muy bien las suyas propias y su sollozar era audible sólo para él - Te lastimé varias veces y siempre me amaste...y al final causé tu despedida - alzó la mirada y recordó todos sus errores.

[...]

Link, Zelda y María fueron amigos de toda la vida. Hacían prácticamente todo juntos, siempre jugaban y charlaban. No obstante, uno de ellos comenzó a cambiar.

María se había enamorado de Link, pero su timidez y cobardía le bloqueó las palabras que siempre le quiso decir a él. Pero un día se decidió confesarsele el día del festival de los minish. Para su mala suerte, el mago Vaati atacó al reino.

Ambos, Link y María, ya como el héroe y la guardiana, junto a un mago convertido en sombrero llamado Enzo, lograron salvar a Hyrule, al mundo de los minish y aus querida amiga Zelda. Una vez la paz retornada, el festival siguió sin mayor distracción. La pequeña guardiana mantenía su valor de decir sus sentimientos y estaba más que decidida.

En la noche durante el festivo, ella se le acercó al pequeño héroe y con sus manos temblorosas y su corazón queriendo salir de su pecho tomó aire.

- Link....hay algo que...que he querido decirte...desde hace mucho tiempo - la pequeña pelicastaño jugaba con sus manos, sus mejillas ardían y su corazón lo tenía casi en la garganta - Lo que quiero decirte es que..

- Zelda! - exclamó el pequeño héroe enrojecido y sonriendo saludando a la princesa. Eso a la pequeña guardiana le rompió el corazón - Perdón que decías?

- Nada...no tiene valor - musitó dando media vuelta y caminando a su casa. Link la miró dudoso mientras que Zelda, desde donde estaba, observó todo con tristeza.

Los años pasaron. Zelda se había convertido en reina soltera, Link se fue a estudiar para ser un gran herrero y María, como su difunto hermano mayor, se convirtió en caballero de Hyrule y la guardaespaldas personal de la reina. Ambas féminas se encontraban charlando en el jardín real cuando llegó a sus puntiagudos oídos sobre el retorno de Link.

- María es tu oportunidad! - dijo la bella reina dándole ánimos a su amiga.

- Si! Hoy mismo se lo dire! Gracias por apoyarme Zelda! - ambas jóvenes fueron a la entrada del reino y ahí estaba él.

- María! Zelda! - el joven corrió y abrazó a sus amigas - No saben cuanto las extrañé!

- Nosotras también! - contestó feliz Zelda - Oye Link, María tiene algo que decirte - la joven guerrera se puso colorada y fue empujada por la reina - Vamos dile!

- Un día Zelda un día... - amenazó María en voz baja, mas los nervios al tener a su amor en frente la hicieron callarse brevemente - Bueno pues...yo Link...quiero decirte que...

El héroe elegido y la princesa de las hadas. One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora