Prólogo

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Había una vez, en las lejanas tierras de Xanima, un jóven delgaducho y bastante debil,(no era muy guapo pero no hacía daño a la vista). El muchacho pertenecia a una familia muy pobre de campesinos los cuales siempre estuvieron al servicio del rey. El rey tenía una hija muy hermosa, pelirroja de cabello largo y su mirada era penetrante.

El joven campesino era el menor de siete hermanos, las dos hijas, Jane y Marie, y los hijos, Johan, Ethan, Sean, Fernando y por ultimo Alfonso.

Alfonso era el mas pequeño y debil de los hijos barones, y era el que se encargaba de cuidar a el burro de la familia, junto con las tareas de vigilar la pequeña morada mientras sus hermanos y su padre se iban a ciudad.

La pequeña cabaña constaba de un pequeño cuarto de estar que utilizaban a modo de salón, con una chimenea en una de las paredes, la mas alejada de la puerta, que usaban como cocina, la casa tambien tenia dos habitaciones muy pequeñas en las que por las noches dormian los padres, en ella habia un pequeño cofre en el que guardaban una vieja silla de montar y el poco dinero que conseguian ahorrar,  y en la  otra dormian Jane y Marie, los chicos dormian en el salón por la noche. En el exterior habia una pequeña vid y un extenso prado de cereales,

Normalmente por el dia las hijas y la madre se ocupaban de las tareas de limpiar la casa,cocinar, tejer , y lavar la ropa, mientras el padre y los hijos se encargaban de recolectar en el prado y venderlos en ciudad.

Pero un dia, que el padre iba a ir con los hijos a ciudad para vender algunos cereales y uvas que les sobraban de dar al rey y quedarse para mantenerse, y asi con el dinero que sacaran pagar el tributo mensual a la iglesia, Alfonso se entero y quiso hablar con su padre para ir con ellos, porque el  nunca habia salido de la aldea.

Padre...-dijo Alfonso mientras el padre estaba preparando a el burro para que cargara la pequeña cesta-.

¿qué quieres hijo mio?-le contesto el con gesto agradable-.

Me preguntaba si podria ir a ciudad con vosotros, como ya tengo diecisiete años y nunca he salido de aqui...-le dijo a el padre al cual le cambio la cara cuando lo escucho-.

Ni hablar, te tienes que quedar aqui en casa, alguien tiene que protegerla y las mujeres no pueden defenderse-dijo en un tono mas agresivo mientras montaba al burro y salia del establo-.

Ellas son iguales padre, incluso mas inteligentes, ademas tienen cuchillos para defenderse-pero el padre no le escucho pues ya se habia ido de el establo -.

El muchacho cansado de la continua negacion del padre, se dejo caer en un monton de paja y se quedo mirando entristecido al techo, el perro se le acerco como si quisiera consolarle.

Tranquilo, Excalibur, algún dia nosotros tambien iremos a ciudad ,te lo prometo.-dijo Alfonso mientras le acariciaba la cabeza , luego se levanto de la paja y sonrio-.


El principe del cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora