Era una alegre mañana con un hermoso niño sentado almorzando su cereal favorito.
Su madre se hayaba con su padre, en una despedida, el hombre debía ir a trabajar dejando a la mujer con el niño, se despidieron con un rose de labios.
—Mamá que hiciste con papá.— dijo el niño que observó la escena, sin dejar de comer su cereal.
Respondió la mujer—Nos besamos.—
—Y porque lo hiciste?— el pequeño mostrando curiosidad, miro a su madre.
—Porque nos amamos algún día tu también lo harás.— dijo con algo de dulzura.
Una vez terminado el cereal, el pequeño Soraru tomo su mochila junto una pequeña cajita, salieron de la casa para ir a la escuela.
—¿Sora-chan que tal tu día?— preguntó un niño de mirada cálida e inocente.
—Bien y tu.— respondía sacando de su mochila su almuerzo, así como una pequeña cajita con un moño.
Con entusiasmo habló—Algo cansado, mamá me dijo que cocinaríamos galletas te traje unas.— termino su frase con una sonrisa.
El pequeño ojiverde, fue por su lonchera al estante,en ese momento el contrario tomo la caja en sus maños para ponerla en el espacio de la mesa que compartía con Urata.
Al ver el contenido de la lonchera el pequeño preguntó—Oh puedo?—
—Claro.—
—Están riquisimas.—
—Gracias.—
Después de degustar sus alimentos el pequeño de cabellos oscuros le indico que abriera la caja a su amigo, el cual obedeció; encontrando un hermoso conjunto de pulceras con una estrella muy brillante.
Se las colocaran uno al otro, rieron por inercia, mientras uno era enamorado por la risa del otro, sin siquiera saber que les sucedía.
—Oye Urata.—
—Que pasa Soraru?— Reía gracioso el pequeño.
—Sabes que es un beso.— hablo mirando al suelo en donde se hayaba la mano de su amigo.
—Algo que hacen los adultos.—respondía indeciso.
Tomo la mano de Urata y habló—Yo quiero estar siempre contigo.—
—Yo igual.—dijo un sonrojado pequeño.
En un momento juntaron sus pequeños labios.
Ambos pequeños inexpertos, trataban de seguir se el ritmó, en un inicio fue un pequeño beso pero el azabache quería más y más de su amado amigo y es que ya no eran solo un par de niños pequeños, o eso creía Soraru el quería estar con el castaño de esmeraldas y nunca separarse de él; No quería que fuera como todos los días después de la escuela despedirse y esperar a verlo al día siguiente no eso no era suficiente.
Aquel inocente primer beso fue el principió y el fin de un hermoso lazo que el destino unió.
Desgraciadamente la vida están celosa de ese poder, y sin temor a lastimar, los alejo.
Aquel joven Omega de castaños cabellos, tomaba sus cosas para ir a la escuela cuando su madre lo detuvo.
—Hey pequeño ¿a dónde vas sin mamá?— una mujer omega se recargo en la puerta.
—Jeje a la escuela.— reía alegre mostrando su bellísima sonrisa.
La mujer tomo los pomulos del menor—Cierto, cierto.—
—Cuidate amor, mamí te espera.—dijo besando la frente de Urata.
—Si vendré pronto.—respondia a la mujer
A quien engaña ese omega extraña a su mejor amigo.
¡Pero ya no mas!
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Caminos---Distintos...
FanfictionLa vida nos separo Pero el destino nos unió Tengo miedo de que esto sea un sueño, pero si ese sueño termina espero que sea a tu lado... Creí que mi cuerpo te era suficiente, pero sus ojos te raptaron alejándote de mi... No aceptaré el hecho de no se...