1 (VINSCOTT)

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Al fin estaba seguro, le iba a decir a Scott acerca de mis sentimientos por él.

—Scott...—Susurré cuando estaba detrás de él, me sentía demasiado nervioso.—¿Podemos... hablar? En privado.

—Eh, si. Claro que si.—Acomodó los papeles que tenia en sus manos, los cuales eran su nueva novela.

Estábamos afuera de su estudio, al fin dejé salir todo el aire que no había podido exhalar en el corto camino hacia afuera.

Había decido este día para decirle porque me sentí atrapado, mamá y papá esperaban una respuesta. Dependiendo de lo que sucediera con esto, me iría del instituto o no.

—Bien.—Dije para intentar tranquilizarme a mi mismo.—Yo, quería hablarte sobre esto en persona y no cómo un cobarde...—Hice una corta pausa tratando el nudo en mi garganta.— Te quiero.

El abrió su boca, para intentar aportar algo a la conversación, pero seguí hablando.

—No te quiero cómo debería quererte... —Me miró con confusión evidente.— Te quiero más que cómo un amigo, estoy enamorado de ti.

—¿Qué? —Murmuró.—¿Qué diablos dices, Vincent? ¿Estás loco? ¡AMBOS SOMOS HOMBRES! Estás... demente, no me esperaba eso de ti.—Me miró con sorpresa, sentí una pesadez inmediata en el pecho al escuchar sus palabras.—¿Qué estabas esperando de mí? —Me dijo molesto. —¿Qué te dijera que yo igual te quería? ¡Eso solo sucede en historias!

Le sonreí débilmente y camine lejos de él. Volví a entrar al estudio y recogí mi mochila que había llevado hoy y me fui de ahí.

No me despedí de él, tampoco hice algo tonto, no salí corriendo tontamente. Fui realista, tampoco esperaba mucho de él.

Tomé el metro, no me sentí bien en el camino a casa. No sabía si hablaría con él luego o si simplemente le dejaría algún último mensaje.

Llegue a casa, deje mis llaves en la mesa y mi mochila en mi habitación.

—Mamá. —La llame, no la había visto al entrar.

—Dime, cariño.—La oí hablar desde la sala.

—Ya tengo una respuesta, si me iré al otro instituto. —Ella me sonrió, dio u pequeño grito emocionada y me abrazo fuertemente.

—Muy bien, mi amor. Le diré a tu padre cuando regrese a casa.

Después de una pequeña charla con la mujer que me dio la vida decidí salir de casa. Estar ahí me ponía triste, no podía dejar de pensar en él.

Suspire pesadamente desde el lugar donde me encontraba sentado, me sentía vacío, estúpido y triste.

No me podía sacar de la cabeza un sentimiento estúpido de culpa, había perdido a mi mejor amigo.

No sabía si había hecho lo correcto al decirle sobre mis sentimientos, no estaba seguro de lo que sucedería a continuacion.

Los ojos me ardían, me sentía desorientado, me dolía la cabeza, me sentía muy mareado.

Quería llorar, era una sensación molesta y pesada. Tenía tiempo sin llorar, mi orgullo normalmente no me lo solía permitir.

Pero me sentí solo, me sentí estúpido, incomprendido, culpable, un asqueroso.

Empezó a lloviznar, soplaba aire muy frío. Mis lágrimas comenzaron a brotar lentamente, de verdad me sentía más solo que nunca.

Reí secamente sin moverme de mi lugar, no me sentí merecedor de nada bueno, me quedé debajo de la lluvia con frío porque no llevaba nada que podría dañarse ni nada que tuviera real valor.

Sentí que todo había sucedido de manera muy rápida, dejaba de ser ventajoso cuando sentía que necesitaba más de todo para saciar mi culpa.

Pasó un rato, no había nada más que oscuridad cuando volví en mí, no sabía qué hora era.

Al ver mi reloj eran casi las 12 de la madrugada, sentí que era temprano, había llegado más tarde últimamente.

Nunca me había dejado llevar por los problemas que me sucedían, los superaba. No importaba el dolor, ni su magnitud, sólo lo superaba. No me enfocaba en ello, sin realmente superarlos, sólo los evitaba.

No solía llorar en frente de gente, mis padres me habrían visto, igual que mi mascota Y Scott alguna vez.

Todo estaba en total oscuridad, la calle estaba oscura. Amaba el oscuro cielo, con esas numerosas estrellas adornandole y esa bella luna.

Cerré mis ojos con fuerza, las lágrimas aún salían rápidamente.

Sentí que desaparecía poco a poco, sentí que cada vez todo valía menos la pena, pero siempre habría alguna situación que me devolvía a pensar en al realidad.

No solía pensar en temas reales, ni en temas superficiales, ni en la economía de alguna persona, su situación social, su calidad de vida o estudiantil.

Mi vida se había convertido en pasar con Scott, en ayudarle, en traducir, en transcribir, en imprimir o leer lo que él hacía.

Amaba las palabras que escribía, sus historias, sus novelas, sus poemas, esa pequeña fantasía que tenía de convenirse en escritor y la manera en la que sus padres lo apoyaban.

No recuerdo  cuando fue qué comenzaron mis sentimientos hacia él, me sentía estúpido y egoísta, claro que sabía que él sentía cosas por alguien más y aún así no evite enamorarme de él.

Me sentía vacío, sentía un vacío inexplicable en mi pecho, sentía miedo, sentía odio hacia mi mismo.

Terminé de perder el tiempo pensando, me levanté del lugar donde estaba sentado y lentamente camine hacia casa.

Me sentía pesado, cada paso que daba significaba para mí el fin.

Sentí que fue muy impulsivo decirle lo que sentía por él, sé cómo es, lo conozco y aún así lo hice.

El silencio de la calle me mataba, mi cerebro me repetía una y otra vez todos los fallos que había cometido, cada vez me sentía más nervioso, peor, más angustiado.

No me quiero ir de aquí, pero sé que debo hacerlo. Puede ser que me vaya mejor si me voy lejos, si comienzo de nuevo.

Cuando él llegó a mi vida yo sentía simplemente que no era nada, estaba de más en la vida de todos.

Tristemente sentí que él me había dado el lugar que nunca sentí haber tenido, un lugar donde me sentía bien, protegido, querido.

Y lo arruiné todo de una manera tan estúpida.

¿Qué Dices? AU (Vinscott) (PurplePhone/Jeremike)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora