Cuando el cielo se oscurecía y era manchada con estrellas, las luces de Japón encendidas en cada edificio hacían espectáculos nocturnos y silenciosos que pocos llegaban ha admirar.
Haida era una de esas personas, no era ningún secreto que después del trabajo y darse un merecido descanso en su hogar; en ocasiones decidiera darse lujos de salir a las calles a dar paseos sin un destino fijo.
El chico de cabellos oscuros cenaba tarde, se sentaba en algun parque a observar las familias, parejas y personas que disfrutaban tiempo juntos o ha solas... Así debería sentirse, ¿no? Triste y solitario a sus casi 25 años.
Pero por alguna razón era todo lo contrario, sentir el viento en su rostro lo hacía suspirar y preguntarse que es lo que quería en la vida.Su trabajo al que quería permanecer hasta encontrar algo muchísimo más estable, querer mudarse de su feo departamento y... Encontrar a alguien.
A veces pensaba en Retsuko, podría sonar demasiado acosador para algunos (al menos él no lo veía de ese modo), pero últimamente ha escuchado los problemas que ella usualmente tiene en su vida diaria y la ponían en total estrés, en especial cuando se trataban también de su último rompimiento haciendo que se notará mucho más lo desanimada que se encontraba. Su trabajo de seguro era el doble de pesado, sabía lo que era tener un corazón roto.
Especialmente tener que ver a esa persona todos los días, porque sí incluso después de su rompimiento, el contrato de la empresa con el CEO tecnológico seguía en pie por lo tanto las visitas de Tadano también seguían siendo regulares cuando se trataban de juntas para las actualizaciones de los prototipos futuros.Le había recomendado a Retsuko tomar días de descanso para evitar verlo hasta que su corazón mejore... pero la panda roja respondió que era imposible, ya había faltado suficientes días de trabajo durante los chismes y entendía, quería evitar ser despedida. En realidad era un milagro que no lo haya sido.
Era normal preguntarse sobre lo que estuviera haciendo... ¿No?
Estaba preocupado porque siempre lo haría tratándose de ella, sin importar lo que fueran.
Debería de estar desolado con tantos pensamientos encima, pero era diferente.
La Hiena se auto-conviencia que era capaz de manejar todo, se decía a si mismo los consejos que utiliza en otras personas.
"todo sucede y llega a en su debido momento. "
Funcionaba y si por alguna razón, no lo hacían entonces intentaba distraerse en una nueva caminata.Como en ese momento.
En sus manos sujetaba una lata de refresco recién sacada de una máquina expendedora.
La abrió y le dió un enorme trago... Termino por escupir toda la bebida al suelo, estaba demasiado caliente y por lo tanto el sabor era algo desagradable.Haida lanzó un suspiro hondo que tenía guardado desde hace varios minutos.
Se estaba arrepintiendo de haber rechazado la invitación de Ookami para ir a beber algo junto a otros compañeros de trabajo, aquel zorro que en extrañas ocasiones suele hablarle y varias solían ser para ir por alguna cerveza o pedirle dinero.
La idea de llamar a Fenneko se le cruzó por la cabeza durando ahí algunos segundos hasta que tan rápido como llegó fuera desvaneciéndose.
No quería molestarla por el simple hecho de que estaba aburrido, aunque la rubia es muy buena amiga también le asustaba que en esas horas le interrumpiera su duro trabajo de acosar a cierta chica de inocencia fingida y entonces tendría que oír sus quejas como investigaciones sobre el orden de sus fotografías en redes sociales.
Que para ser sinceros, se perdía demasiado fácil entre toda esa información siendo casi imposible lograr que le entendiera aunque sea un poco.Solo son fotos.
No entiende como puede fijarse hasta en el más mínimo detalle para sacar conclusiones, incluso seguía sin comprender por completo como logro descubrir en noches de fiesta que Retsuko en realidad no estaba en ninguna cena con nadie solo por algo que subió en Instagram.
No había ninguna excusa.
Estaba solo esa noche y aunque no era alguna sorpresa, había algo que lo incomodaba de sobremanera.
Era una sensación extraña que lo venía siguiendo desde que abandonó una de las bancas en el centro de la ciudad.No sabía si era alguna señal, como si debería de estar alerta porque algo iba a suceder o si estuviera olvidando algo.
Quería convencerse de que no era nada en particular.
Intento de verdad ignorarla durante sus visitas y miradas en las tiendas locales que se le iban cruzando.Se detuvo cuando el semáforo rojo le impedía cruzar la calle. Se abrazó a si mismo mientras el vapor salía de sus labios y nariz en cada respiración. Las noches en Tokyo tenían una tendencia por hacerse heladas, entre más pasaba la madrugada había muchas más posibilidades de congelarte.
Sus ojos que antes estaban concentrados en el otro lado del camino, se posaron en la ventanilla oscura de un auto que se estacionó justo frente a él.
Frunció el ceño confundido.
Dió unos pasos atrás.
Aunque le dió un escalofrío (no era alguien ignorante del peligro que corrían las personas por múltiples robos en los últimos), se quedó quieto.
No quería mostrar ningún toque de miedo.
Aunque tal vez haya temblado un poco... Solo un poco cuando el vidrio polarizado comenzó a bajar.Parpadeó un par de veces incrédulo.
— Tú eres Haida, ¿No es así? — Aquella voz tranquila y arrastrada, los músculos de su cuerpo que antes no dejaban de moverse inconvenientemente, se tensaron por completo.
— Ah, ¡Si! — Afirmó. Sin comprender lo que estaba sucediendo.
Aquel chico de cabello inconfundible estaba delante de él, el mismo que alguna vez admiraba por todo su trabajo y que... Aún seguía teniendo un gusto culposo por su tecnología y también la persona que debía admitir sí quiso a Retsuko y la cuido bien.
Recordó esa noche fuera del karaoke.
Las últimas palabras que le había dado ...
« bien hecho»
Sí era una felicitación y una disculpa a la vez.
Demasiado pura.Porque en ese corto tiempo de silencio en el auto, en la disculpa que le dió Retsuko sobre que no debió meterlo en aquel lío para cuidarla...
Entendió.
Suspiró.
Un nudo en su garganta se había creado sin aviso alguno.—¿Necesitas algo? — Tenía que preguntarlo. Dudaba demasiado que se hubiera detenido delante de él por nada.
Fue entonces que la respuesta a su pregunta, aunque fuese otra duda... Lo dejo sin palabras.— ¿Quieres que te lleve?
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SEGUNDA OPORTUNIDAD [ HAIDANO ]
FanfictionDicen que el destino es algo imposible de controlar, Haida era demasiado terco para creerse esa historia. No importaba cuantas veces Retsuko le diera la espalda, no viera lo mucho que le gustaba o simplemente no le sonriera de la manera que le hubi...