━━━━ °•°: 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

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" Porque sin importar cuantas veces hiciéramos las cosas bien, ellos nos darían la espalda solo por cometer un error.
Tal vez era el miedo que habitaba en nuestro interior, porque sabíamos que eran crueles, y qué, nadie merecía vivir a la sombra de lo que hizo alguien mayor".

Di_Lover.

Las personas cuya presencia solía llegar a ser hasta inquietante y por ende se debería tener cuidado al percibirlas, son aquellas que tenían el escalofriante don de convencer al resto usando solo un discurso, que nublará la verdad

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Las personas cuya presencia solía llegar a ser hasta inquietante y por ende se debería tener cuidado al percibirlas, son aquellas que tenían el escalofriante don de convencer al resto usando solo un discurso, que nublará la verdad. Aquel tipo de persona que podría explicar que el fuego no quemaba con total calma, obligando a los demás a quemarse porque creería fielmente en el saber que dicha persona empleo.

En la historia, personas con aquella capacidad para el discurso y convencer al resto habían sido detonantes de gigantes masacres y catástrofes. Transformando un comentario mordaz en una ley nueva, y causando que su odio interior se transformará en un odio colectivo sin ninguna razón hacia algo en específico. Un pequeño ejemplo, podría ser la facilidad con la que alguien dice odiar la ensalada, así mismo su odio es tal que con palabras calmadas le haría creer a otros tantos, que deberían odiar la ensalada incluso si no existe una razón real para que ellos la odian y condenen su cosecha por siempre. Lamentablemente en la historia, no fueron ensaladas la fijación del odio, y la maldad, sino, otras personas desencadenando así sin fin de injusticias.

El miedo y el pánico hacia lo desconocido, son el peor detonante de alguien que sabe infundir el daño correcto con sus palabras. 

Fue alrededor de un tiempo muy lejano en el Mundo Ninja cuando las cosas cambiaron para un mal peor que la tragedia de las guerras. En ese entonces la guerra era tal normales que a los más pequeños se les enseñaba desde los cinco años que se vivía para pelear y se moría por la misma razón. Así es como inicia esta historia, la historia de un discurso y un odio hacia lo desconocido. 

El Clan Uchiha solía ser un clan fuerte, rápido y poderoso, los jóvenes entrenaban a toda nueva descendencia una vez cumplida los cinco años, incluso menos. Con la convicción de no dejarse influenciar por el enemigo, solo de conservar el territorio ganado y realizar cualquier trabajo que alguien con mucho dinero pidiera realizar. Podrían haber sido una élite que gobernaba por sobre el resto gracias al miedo y el terror, sin embargo, existía otro clan tan bueno en combate como ellos mismos, el Clan Senju. No variaban mucho sus ideas ante la pelea, eran buenos y fuertes pero no tenían en su poder algo que con el tiempo se llamaría una maldición. Aún así, si no hubiesen estado tan enfocados en pelear unos con otros, se habrían dado cuenta que juntos podían terminar con la vida violenta que habían llevado desde el inicio de los ninjas.

El Clan Uchiha tenía cierta genética que les permitía tener unos ojos poderosos, conocido como una peculiaridad nombrada Kekkei Genkai, capaces de alterar la realidad del oponente, tal técnica fue descrita como el Sharingan: el ojo que reflejaba las emociones de aquel que los portaba y  que con solo ver al oponente eran capaces de imitar sus movimientos. Los rumores fuera del clan, señalaban que cosas horribles serían capaces de hacer por ser cada vez más poderosos. El rumor se extendió tanto, que los pecadores guardaron sus pecados para señalar a otros, como si ellos mismos no causarán daño. 

Chinmoku no sensōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora