Sarada Uchiha y Boruto Uzumaki, son la contraparte de una historia similar.
Ambos no coinciden en muchas cosas, pero a la vez, son quienes mejor se entienden. Repletos de dudas y preguntas inconclusas, comienzan una investigación que los llevabará a...
"Entonces en lo grande del mundo, entendí que no estaba del todo sola. Que allá afuera, había quienes me amaban por todo lo que era y lo que podría ser.
Fueron el apoyo que necesitaba en esta vida tan rara".
—Di_Lover.
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LA CASA ERA TAN GRANDE Y SOLITARIA que si guardaba el silencio suficiente parecía que él ni siquiera era un niño, sino otra parte de la casa. A veces, en sus momentos más soñadores pensaba en cómo serían sus padres si tan solo estuvieran con él. Naruto quien los perdió cuando recién había nacido, solía creer que serían amorosos. Que lo cuidarían y le brindarían todo el apoyo que necesitaba. Poco sabía él que estaba en lo correcto, que sus padres lo habían amado demasiado y que el camino que ellos tomaron sería un camino que recorrerían mil veces con tal de verlo solo un minuto más.
Pero los padres amorosos escasean en un mundo que se inicio en la guerra y que en la guerra iría a parar. No es de extrañar que por eso, los compañeros de Naruto creyeran fielmente que vivir solos era mil veces mejor que tener a sus padres siguiendo sus pasos con voces autoritarias que no permitían un fallo. Que no permitían arriesgarse más de lo necesario. Porque aquí, en el mundo ninja se necesitan guerreros fuertes y no niños debiles tontamente ilusionados con la idea del amor. Atrás muy atrás quedó aquel anciano que pensó que todo cambiaría diciendo que los niños eran los reyes del mundo.
Las buenas ideas se las come el egoísmo.
Aún así, la gente no pudo contra el choque que significo presenciar el pequeño carácter rebelde de Naruto. Al final, en un marco de grandes rectangulos la gente se fijo en el pensamiento del pequeño círculo a contracorriente. Solo que la batalla por ser escuchado le valio penas, perdidas y llanto. Todo para que el resto lo quisiera —y al menos le tratarán como una persona—. Casi siempre cuando ocurren estas cosas es porque existen cambios mucho más grandes, Naruto cambió el pensamiento de las personas respecto a los Portadores de las Bestias. Cambio su perspectiva hacia la juventud y la niñez.
Porque siempre para hacer un cambio se debe llegar a los límentes que les quiten la máscara de mentiras al mundo.
Naruto quien al principio había estado solo, encontró una familia en un grupo tan disparejo y estresante, que pensó que su yo pequeño no estaría de acuerdo con ese tipo de familia. Kakashi Hatake no era bueno hablando con las personas, pero por increible que pareciera, tenía una habilidad curiosa para conversar con los niños.
—Oiga, Kakashi - sensei, escuche nada más lo que me ocurrió anoche. Yo estaba preparando mi ramen con mucha agua caliente, porque si esta frío no sirve. Entonces, ¿sabe qué, sabe qué?
—No, Naruto. No sé, ¿por qué no me cuentas? ¿Mmh?
Sí. Kakashi escuchaba las ideas más locas de Naruto y también, las historias más irreales que podían salir de su boca. Pero definitivamente no se veía como el padre que alguna vez deseo tener. Y sus amigos: Sakura Haruno y Sasuke Uchiha habían sido toda una sorpresa. Sus aliados y cómplices, sus mejores momentos y aquellos en los que se sintió en el profundo pozo de la desesperación. Para su extrañeza, terminó sintiendo por Sasuke sentimientos que fueron más allá de la amistad, llegando a sentirse enamorado del hombre que terminó conociendo.
