Capítulo 1

75 5 0
                                    

-¿Aaron, puedes venir un segundo?- susurro provocativamente desde el otro lado de la habitación. Cruzo mis piernas arriba de la cama, con aire inocente. Sujeto con fuerza el mango del arma detrás de mi espalda, sin ninguna intención pura cruzando por mis pensamientos.

El muchacho de cabellos azabache suelta un resoplido.

-May, ahora no puedo, estoy terminando de resolver un asunto importante con el dueño de la empresa-. Declara él, despegando la cara del ordenador y mirándome con sus ojos negros cargados de excitación.

Sonrío. Iba a ser una pena acabar con la vida de un muchacho con tanto futuro, pero, sin embargo, tan ingenuo. Él regresa la mirada a la pantalla.

Escondo sin ser vista el cuchillo bajo las felpudas almohadas, para después, levantarme de un salto de la cama, acercándome pavoneando las caderas hasta donde mi prometido, que continúa sin inmutarse.

Me coloco detrás de él y rodeó su cuello con mis brazos, mi largo pelo castaño desparramándose alrededor como una cascada, obligándolo a oler mi cabello y hacer que se sienta atraído hacia mí.

-Aaron... -sollozo con desesperación, besando repetidas veces la parte superior de su cabeza-.Aaron... -suspiro en su oído, antes de desparramar una línea de besos por su cuello, con el propósito de provocarlo.

-May, no...-gime el, intentando apartarse de mis intentos por seducirlo.

Pero soy más rápida, y jalando de su corbata lo conduzco hasta la cama y ambos subimos, para luego colocarlo sobre mí. Comenzamos a besarnos apasionadamente y mientras él se encuentra distraído, aprovecho para deslizar mis manos por debajo de las almohadas, hasta localizar el mango del arma que representa mi boleto al poder.

Empuño el cuchillo con fuerza, y cuando siento que el cuerpo de Aaron comienza a relajarse, asesto un golpe mortal en su costado, sin ningún arrepentimiento.

Aaron se aleja violentamente de mí, sus ojos cargados de lágrimas y dolor. Se toca el costado sangrante con manos temblorosas y me dedica una mirada llena de resentimiento.

- ¿Por qué?-solloza y una punzada de culpa brota en mi interior, pero se desvanece tan rápido como aparece.

- ¿Por qué?- gruño con los dientes apretados -. Porque vivo atascada en mi propia miseria y necesito de tu maldito dinero para sobrevivir.

-Pero...pensé que me amabas...-.Murmura, su voz y cuerpo comenzando a apagarse.

-Pues pensaste mal -bufo-. ¿Acaso creíste que estaba contigo por amor? Claro que no, sólo quiero tu riqueza.-Sin quererlo, siento un vacío en mi interior al ver el color blanco de su rostro.

La última lágrima rueda por su mejilla y el color desaparece totalmente de su cuerpo. Segundos después se desploma hacia adelante, quedando a centímetros de mí. Alargo mi mano y acaricio su melena oscura, susurrando un adiós sincero.

Pero no tengo mucho tiempo.

Corro lo más rápido que puedo por la casa, robando todas las cosas de valor que voy encontrando por mi camino y que voy metiendo en mi mochila verde militar.

Cuando ésta está tan llena de dinero y joyas que parece que va a explotar, decido salir de la casa a paso apresurado, para evitar ser atrapada e inculpada en el acto.

Sin embargo, cuando abro la puerta principal, millones de rifles apuntan a mi cara y cuerpo.

Varias patrullas e incluso un gran helicóptero rodean la casa y muchos de los policías que ahí se encuentran me miran con desaprobación incrustada en los ojos.

- ¡Señorita, esta arrestada por haber cometido invasión de propiedad privada y de haber cometido asesinato y tiene derecho a permanecer callada, ya que todo lo que diga podrá ser usado en su contra!-grita un policía gordo a través de un megáfono, al tiempo que otros varios oficiales se acercan para apresarme.

Pero no hago un intento alguno por moverme o escapar, no tiene sentido. Sé que de todas formas todo iba a acabar siendo así, tarde o temprano.

Trago ruidosamente mientras los policías esposan mis manos detrás de mi espalda.

Mi vida estaba por ser destruida.

Ángeles y ReinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora