CAPÍTULO 2

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Subía por las escaleras del hospital buscando la habitación 4B. Allí estaba,delante de mis narices. Hacía dos semanas que no la veía. En el fondo,por mucho que me negara a admitirlo,tenía miedo. Miedo a que,al entrar,me desmoronara por completo otra vez,porque volvería a estar rodeada de esta triste y cruel realidad. Pero oí las palabras de Cris en mi cabeza "recuerda,eres más fuerte de lo que crees,y pase lo que pase,yo estaré siempre a tu lado".
Abrí la puerta. Allí estaba,tumbada en la camilla,inconsciente,con miles de tubos conectados a su cuerpo. En su muñeca había una pulsera de identificación en la que se podía leer el nombre de Adriana White.
Mi padre estaba sentado en el sillón que estaba al lado de la camill mientras leía el periódico,supongo que para intentar centrarse en otra cosa y morirse de dolor en su interior.
-¡Papá!-corrí hacia él para abrazarle.
-Anne,querida.
-¿Ha...pasado algo desde que me llamaste?-pregunté,temiendo por su respuesta.
-No,me temo que no.
Me miró a los ojos y suspiró.
-Creo que debería dejarte un rato a solas con tu hermana.
Asentí. Me dió un beso en la frente y se marchó de la habitación cerrando la puerta.
Me senté en el sillón donde había estado sentado mi padre y la observé lentamente. Su cara estaba más pálida que nunca,y sus rasgos y facciones,antaño alegres y animadas,ahora cansadas y gastadas. Sus manos reposaban en el borde de la camilla,parecía que fuesen a salírsele las venas de lo visibles que eran. Y entonces lo vi,su medallón. Siempre lo llevaba,pero solía ponérselo por debajo de la ropa,fuera de la vista del mundo. Pero en ese momento,podía verlo con perfecta claridad. En el medallón estaban grabadas las inicales A.W,yo llevaba otro ecxactamente igual en ese momento. Cuando lo vi,no pude más a pesar de que me había propuesto controlarme y me eché a llorar. Ese medallón tenía una historia. Un año,el día de Navidad antes de la cena,papá se tuvo que ir por un asunto de trabajo. Adriana y yo sabíamos que tardaría bastante en volver y decidimos abrir los regalos en ese momento. Cuan grata fue nuestra sorpresa al ver que nos habíamos regalado el mismo medallón,ya que ambas compartíamos las mismas iniciales. Nos tomamos una foto preciosa cuando encendimos las lucea del árbol,y decidimos poner esa foto en ambos medallones."Siempre estaremos juntas y nos tendremos la una a la otra,en lo bueno y en lo malo. Porque pase lo que pase,siempre estaremos en el corazón de la otra.Somos las White". Sus hermosas palabras resonaron en mi cabeza y no lo soporté.
-Lo siento Adriana,perdóname-sollocé.-Te prometí que sería fuerte por ti,pero es que no puedo.Tú...tú lo eres todo para mí,si te vas,¿quién me abrazará todas las noches y cuando tenga pesadillas?¿Quién me hará reír como tú lo haces?¿A quién le contaré yo mis enamoramientos por personajes literarios? ¡No te puedes ir,Adriana!

Déjame llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora